miércoles, 3 de marzo de 2021

Museo Sullana: "Museo Tallán"

A las personas como el Dr. Luis Cruz Merino, se les respeta. Y se les debe ubicar en el sitial que se merecen. Se graduó de médico cirujano, en la facultad de Medicina San Fernando de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Obtuvo el Doctorado de Medicina en el año 1962 y el de Master en Ciencia de la Salud, en la Universidad Roosevelt, Doctorado de Chicago USA. ¿Y cuantos reconocimientos más tendrá, que solo sus hijas los conocen?

Figuran: sentados, a la derecha el doctor Luis Cruz Merino, a la izquierda el 
empresario Raúl Vences. De pie, a la izquierda el profersor
Manuel Cardoza Adrianzén y a la derecha el novelista Eduardo Borrero Vargas

Lo conocí en su amplitud profesional y humana, en la gran unidad escolar “Carlos Augusto Salaverry”. En ese lugar donde nos guiaba con sus cursos: introducción a la psicología e introducción a la filosofía. Dejé de verlo durante años, pero él no dejó de visitar a mi hermano Víctor. Así era él y así lo tengo dibujado en mi mente. Antes de su fallecimiento, fuimos a su casa y sobre este encuentro escribí esta pequeña reseña:


Lucho: un hombre que no ha podido irse

“Es mi deseo recordar al Dr. Luis Cruz Merino, no por sus merecidísimos triunfos en la medicina, sino como el amigo que desbordaba esa sencillez y humanidad que iba depositando paso a paso en sus largos recorridos por las añosas calles de Sullana. Nos rasga el corazón concientizarnos que ya no veremos más su larguirucha figura recortada por las areniscas llegadas del desierto, o por el sol gesticulante, o por las lluvias hablantinas mojadoras de los grandes espíritus. Su sombra intemporal ha cubierto a Sullana, como una luz tenue, desprendida del valle de los eternos fluidos.

Lucho, le gustaba que así lo llamaran los jóvenes y alumnos del colegio “Carlos Augusto Salaverry”, donde ejerció la docencia por largos y fructíferos años. Generaciones te recordarán como un hito a alcanzar. Lucho, así serás recordado, como lo oyes allá en tu espacio etéreo, en este pequeño recuento de lo que representas para nosotros, en el que ya las cronologías y mediciones de los tiempos temporales han sido derrumbadas.

¿Cómo no recordar las visitas solidarias que le hacías a mi hermano, Víctor Borrero Vargas, atacado por sus dolencias cardíacas, y que hasta hoy mismo, entre los entresijos de la parra milenaria y su piso rojo, aún fluyen sus voces? ¿O cuando con la grandeza de un ser iluminado nos diste la clase magistral del recuerdo en nuestras Bodas de Oro? ¿O cuando te visitamos en tu hogar, con Raúl Vences Lizano y Manuel Cardoza Adrianzén, nos regalaste tu niñez, tomando entre tus brazos lo poco que teníamos a la mano: un ejemplar de mi novela “Tras las huellas del Capitán Peche Pereche”? ¡No amigo Lucho, eso no se olvida!

En tu perpetuo descanso, se oirán oraciones, que como silencios hablados y cantados irán cabalgando en los vientos de los ecos de aquel 30 de mayo que te llevaron a vivir a la mansión de la eternidad, sitio donde los hombres justos son bien recibidos. Y a tus hijos, que te amaron tanto, solo les podríamos decir: déjenlo que siga siendo como es, natural y espontáneo. ¡Dios será su amigo!

Dr. Luis Cruz Merino: Goce su infinidad, se la tiene bien ganada.

Eduardo Borrero Vargas - Lima, jueves 09 de junio del 2016. 

Desgraciadamente, en Sullana, hay un historiador irrespetuoso que trata de mellar la imagen de un gran personaje. Este historiador que ese lugar llama museo es un cascarón donde no hay nada. No sé si la persona que dirige este museo es consciente de lo que tiene en sus manos. Pero debería dar un paso al costado y rebautizarlo como MUSEO TALLAN. Y al Dr. Luis Cruz Merino, buscarle un sitio donde colocar su busto (Hospital, clínica, parque…etc.) por haber sido el gran médico que dio su vida y conocimientos a nuestra querida Sullana.

Lima, miércoles 03 de marzo del 2021
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