Adulto Mayor en situación de abandono es rescatado y
vuelve a sonreír gracias a intervención de la Beneficencia de Sullana
Don
Julio es albergado en el Centro de Atención Temporal Para Adultos Mayores
"Manos de Dios"
Después
de haber sido encontrado deambulando en pésimas condiciones por las calles de
Sullana, Julio Gil Rentería, adulto mayor de 70 años de edad, fue rescatado de
su situación de abandono por la Sociedad de Beneficencia de Sullana. Ahora cuenta
con un nuevo hogar y disfruta de sus actividades favoritas en el Centro de
Atención Temporal para Adultos Mayores “Manos de Dios” CATPAM.
En este albergue, Don Julio se encuentra al cuidado de personal capacitado que lo asiste y está siempre pendiente de sus necesidades. Gracias a la gestión del Directorio de la Beneficencia de Sullana presidida por el CPC. Jaime Enrique Juárez, dispone de una vivienda, de alimentación de calidad, atención médica oportuna y de espacios de recreación para que pueda vivir de manera digna
“Nuestro
albergado llegó en condición de abandono, se veía la tristeza en sus ojos. Pero
con el tiempo nos ha demostrado que es adulto mayor que aún tiene muchas ganas
de vivir. Es muy tierno y de buen corazón. Ahora su semblante es otro, le gusta
conversar mucho sobre sus recuerdos de juventud, hacer sus bromas y reír con
nosotros. En sus ratos libres le gusta pintar, cantar y le encanta el campo. Ya
es parte de nuestra familia y el servicio que le brindamos se lo brindamos con
amor, porque en él se reflejan nuestros padres y nosotros mismos, que en algún
momento llegaremos a esa edad y todos merecemos cuidados y cariño”, manifestó
la Lic. Isabel Coronado Sandoval, directora de Bienestar Social de la
Beneficencia.
Asimismo,
cada cierto tiempo Don Julio disfruta de su actividad favorita: paseos al aire
libre en el campo, donde tiene contacto con la naturaleza, puede respirar de
aire puro y comer naranja, la fruta que más le gusta, como lo hacía en su
juventud.
Aunque
su memoria es frágil Don Julio, la Lic. Isabel Coronado expresa lo grato que es
pasar momentos su lado, ya que es un señor alegre y demuestra un profundo
agradecimiento hacia las personas que recuerda que lo ayudaron durante su vida.
“Antes de conversar con él nos cercioramos que
tenga su mascarilla bien puesta y se sigua los protocolos de bioseguridad para
prevenir su infección por Covid. El está consciente que todas estas medidas son
para mantener su salud. Cada vez que lo veo contento se nos llena el corazón de
felicidad. Ya no es más el anciano melancólico y descuidado que vivía en la
calle, le hemos cambiado la vida y esa es una gran satisfacción saber que todo
el esfuerzo que se ha hecho a través de la Beneficencia ha valido la pena.
Puntualizó.