Llega
la Patria
Investigación
del historiador Arnaldo Mera Ávalos, autor del revelador ensayo 'Cuando la
Patria llegó a la capital' que figura en el libro El Miedo en el Perú, siglos
XVI al XX, editado por la Pontificia Universidad Católica del Perú.
Entrevista:
Roberto Ochoa B.
¿La
clásica imagen de la proclamación de la independencia corresponde a la
realidad?
-
Básicamente sí, lo curioso en ese clásico óleo es que el arzobispo de Lima no
estuvo presente. Él estaba en contra de la independencia. El clero era
realista. Tanto es así que en Lima estaban refugiados los obispos de Huamanga y
de Trujillo. Todas estas autoridades eclesiásticas fueron deportadas días
después, por temor a su influencia en el pueblo y para evitar un levantamiento.
¿San
Martín se enfrentó a la influyente iglesia católica?
San
Martín fue muy cuidadoso con la iglesia. No la atacó directamente. Supo
respetar a los que no compartían sus ideas emancipadoras.
Lima
también era refugio de muchos españoles desplazados de otras ciudades de
América.
–
La ciudad se había convertido no sólo en un refugio sino también en un nido de
las malas noticias que llegaban de toda América. Las noticias de las luchas
intestinas en Argentina, publicadas por la prensa platense eran repetidas en
Lima. La prensa realista limeña de los años 1820 y 21 repetía todas las malas
noticias que llegaban de las zonas liberadas, sobre todo de La Plata, como para
demostrar todo el caos generado por la independencia.
Los
realistas tenían su 'Montesinos'…
–
Tenemos un personaje fabuloso, Gaspar Rico, director del periódico El
Depositario, leal a la causa realista. En esos años había muchos criollos
leales a la causa del rey de España.
¿Por
ser la capital del Virreinato?
-
Lima era una ciudad señorial, capital del virreinato, acostumbrada durante
trescientos años a albergar funcionarios de la Corona. Las limeñas se casaban
con esos funcionarios españoles. Por eso tanta gente temía a La Patria, es
decir, al ejército emancipador. Era un miedo a perder sus propiedades y a
quebrar su unidad familiar. Esa gente no sabe qué va a pasar.
¿Cómo
se transmitían las noticias?
–
La elite frecuentaba los cafés y la plebe las pulperías y las chinganas. Eran
locales donde circulaban los rumores.
¿Cómo
fue la ceremonia de la proclamación?
–
Se eligió el 28 de julio porque era sábado. El acta de la independencia se
firma el 15 con las rúbricas de la aristocracia de la ciudad.
La
misma aristocracia que le tenía miedo a 'la Patria'.
–
No todos, pero recuerda que sólo firmaban los varones, no las mujeres. Está
comprobado que la mayoría de las mujeres eran realistas porque mantenían su
vínculo con su confesor, y sus confesores eran sacerdotes españoles.
¿Y
la proclamación?
-
Lo simpático es que el 28 de julio de 1821 no fue una sola proclamación. No se
hizo en un solo lugar, sino que se realizó siguiendo la costumbre de la típica
procesión colonial, es decir, se reproduce una representación del antiguo
régimen.
No
fue sólo en el balcón…
-
No. La proclamación de la independencia se hizo en cuatro plazas. Igual que
cuando se pro clamó al nuevo rey de España y como se proclamaban las noticias
que llegaban de la metrópoli, como el nacimiento de un infante, la boda de un
príncipe o la proclamación de un rey, porque en España el rey es proclamado, no
coronado.
¿En
qué plazas se proclamó la independencia?
-
La primera era en la plaza de armas, la segunda en la plaza de La Merced, en
Santa Ana y en la plaza de la Santa Inquisición, es decir, la actual plaza
Bolívar.
CLIMA
DE GUERRA CIVIL
¿Y
cuál era el ambiente en Lima de 1821?
-
Era un clima de guerra civil. En la ciudad faltaban alimentos, había carestía
de harinas, faltaba trigo por el bloque de la armada de Lord Cochrane. El tema
de abandonar la ciudad fue vital para las tropas realistas, porque mantener su
defensa tenía un costo muy alto. Por eso se van a la sierra, donde estaba toda
la producción. En la práctica el Perú no era Lima, por eso las tropas realistas
abandonan la ciudad.
Muchas
familias se refugiaron en los conventos.
-
Por temor a 'La Patria'. Los conventos estaban repletos de refugiados. Tenemos
a los seiscientos limeñas y limeños refugiados en el castillo del Callao, mal
llamado Real Felipe. Tenemos la amenaza del general Canterac, cuyas tropas
habían rodeado Lima. La ciudad estaba amurallada y Canterac la rodea desde La
Molina, avanza por San Borja, entra por Limatambo y pasa hasta Bellavista. Todo
eso aumenta el temor en la ciudad. Hay un miedo a lo desconocido, al cambio.
Pero
también hubo celebraciones….
–
Claro, por eso se eligió el día sábado. Esa noche hay un brindis en el palacio
protectoral, o sea la Casa de Pizarro. Y es ahí donde se realiza la fiesta con
la aristocracia limeña mientras la plebe celebra en las plazas. Hubo cierto
júbilo, pero también había temor a que vuelvan los realistas.
¿Con
qué celebraron?
–
Se brindó con refrescos, pero la plebe celebró con huarapo, un licor de caña,
vinos y aguardientes, como el célebre 'aguardiente de Pisco'.
¿Qué
pasaba con la llamada 'plebe', es decir, los indios y los negros?
–
Tenemos que diferenciar. El negro esclavo de la elite podía vestirse mejor,
incluso, que muchos blancos pobres. Me refiero a los carroceros, cocineros o
mayordomos. Su suerte dependía de lo que pasaba con su amo. Cuando San Martín
se acerca a Lima manda decir que todo negro que se pase al bando libertador
será libre. Por eso en Lima hay tanto temor a la fuerza del ejército patriota.
Muchos temían que no fuera una fuerza organizada, sino que sea un ejército
desordenado con tropas proclives al saqueo y al pillaje. Había temor a los
desertores realistas que querían saquear la ciudad.
¿Y
los esclavos negros?
–
Hubo esclavos que denunciaron a sus amos realistas.
¿Ya
había negros libres?
–
Por supuesto. Muchos amos dejaron como herencia la libertad de sus esclavos
negros. El negro que tenía oficio era vendible. Las negras jóvenes eran
vendibles para que procreen…
¿Un
vientre en alquiler?
–
Era un vientre que podía producir más esclavos. Pero las más cotizadas eran las
negras de leche, que las vendían como amas de leche. Muchos aristócratas fueron
amamantados por una negra que le dio de lactar y era la que te inmuniza contra
las enfermedades.
SIN
VIOLENCIA
¿Hubo
violencia en Lima?
–
Aquí no hubo una conciencia de clase de la plebe como en la revolución
francesa. Hubo asaltos y algunos robos. La plebe de la ciudad era acomodaticia
y estaba con el momento. Meses antes de la jura de la independencia, la plebe
llenó la plaza para escuchar la jura de la Constitución de Cádiz. Los oradores
tiraron monedas y la plebe dio vivas a la nueva Constitución.
Don
José de la Riva-Agüero criticó a esa plebe…
–
Don José de la Riva-Agüero fue un patriota. Los españoles lo detuvieron y lo
espiaban. Él hace referencia a “la pasividad de las clases media y popular” al
observar el decidido apoyo que los empleados y comerciantes de la población
limeña daban al sistema español.
Pero
la plebe se sumó a la independencia.
–
Es cierto, porque después del 28 de julio la plebe va a intervenir en el
proceso de la independencia. El 28 de julio, la plebe ya integraba la milicia
urbana.
¿Algo
así como un serenazgo de su época?
–
Se creó una especie de milicia que copia el modelo de la creada durante la
revolución francesa. Se hizo para que el pueblo participe de la independencia.
Algo que nunca más se volvió a dar. Recuerda que para el 28 de julio de 1821
todavía no existía el concepto de ciudadano. Imagínate, el viernes 27 se acostaron
como súbditos del rey de España y al día siguiente eran ciudadanos libres e
independientes. Muchos no sabían qué significaba ser ciudadano.
¿Y
el ejército?
–
El ejército realista estaba intacto, asediando la ciudad, había deserciones,
pero básicamente estaba intacto. El ejército realista estaba conformado por
peruanos de todo el territorio.
¿Peruanos
criollos?
–
En esos años los peruanos eran los indios. Durante la independencia no se habla
de los peruanos, porque peruanos eran los indios. El criterio de 'peruanos'
nace después.
¡MUERTE
AL GODO!
Pero
en 1821 no hubo una persecución de españoles como la que hubo en otras ciudades
de América
–
En esos días no, pero poco después fue muy dura. Esa persecución la hizo
Monteagudo a partir del mes de octubre de 1821. Fue una persecución tan odiosa,
que los mismos limeños celebraron el asesinato de Monteagudo. Separó familias
de toda clase social. Un caso que sonó mucho en la ciudad fue cuando deportaron
a un español viudo. Su hija, una niña, tuvo que pasar al cuidado de su comadre.
Ese caso chocó mucho para la sensibilidad limeña.
¿Cuál
era el mar de fondo de la represión emprendida por Monteagudo?
–
El nuevo estado necesitaba recursos…
Y
los españoles tenían los mayores recursos…
–
No. Los recursos se sacaron de aquellos que no eran patriotas, confiscando los
bienes de los realistas, haciendas, propiedades, esclavos, caballos…
¿Y
la gente que se había refugiado en los conventos?
–
Salieron en setiembre de 1821. Esa gente se refugió por miedo a la Patria, pero
luego les devolvieron sus propiedades. San Martín les permite firmar una boleta
de capitulación y de reconocimiento de la independencia. Ese grupo de personas
se salva.
¿San
Martín cumplió con su compromiso?
–
San Martín era un caballero. Hasta recibió a las damas de alcurnia. Un caso fue
el de la esposa del marqués de Vallumbrosio, de la nobleza cusqueña, que se
encontraba en Lima y solicitó una cita con San Martín para reclamar su hacienda
de San Juan de Lurigancho, herencia de su familia limeña. San Martín le
devuelve la hacienda que había sido confiscada.
Pero
también hubo excesos.
–
Como en toda guerra civil. Lo que buscaba la independencia era lo que también
querían muchos limeños. Me refiero al comercio libre que España no permitía. No
había libre importación y había una necesidad de apertura del mercado.
¿San
Martín se ganó a la aristocracia?
–
Cuando San Martín entra a la ciudad reconoce el gobierno que dejó el virrey La
Serna, era un vecino octogenario, el Marqués de Montemira, y ese detalle gustó
en las clases altas limeñas. El marqués era un criollo venerable que había
nacido antes del último terremoto que asoló la capital.
¿Quiénes
eran “la Patria”?
–
Era el ejército libertador y todo aquel insurgente que luchaba por la
independencia de su patria chica, en este caso de Lima. “La Patria” era el
ejército de San Martín, era la noción de 'independencia' que llegaba de
Argentina y Chile. Antes de que llegue San Martín había cierta burla hacia “la
Patria', hacia los ingleses. En esos años los ingleses tenían carta de
neutralidad. Todos los veían mal, si estaban mucho tiempo en la ciudad eran espías,
si estaban poco tiempo también eran espías. Y los ingleses lo único que
buscaban era negociar libremente.
El
28 de julio es una fecha que cohesiona al país. En toda nuestra historia
republicana sólo se dejó de celebrar durante la dictadura de Bolívar, cuando se
suspendieron las fiestas del 28 y se instauró como feriado el día de san Simón,
o sea, el día de su cumpleaños.
Las
clases altas, los sectores realistas y los criollos más conservadores de la
sociedad limeña debieron estar aterrados porque un masón venía a
independizarlos del yugo español. Pero gustó su don de gentes, su personalidad.
San Marín era carismático.
La
población de Lima era de unos cincuenta mil pobladores, sin contar a varios
miles de refugiados llegados de toda América del Sur. El virrey Pezuela hizo un
padrón (censo) años antes de la independencia. Muchos olvidan que Pezuela se
preparó dos años para una guerra que no se dio. Sicológica y militarmente toda
la ciudad funcionaba por su rey. Todos los limeños formaban parte de los regimientos
realistas. No se podía ser patriota. Si eras patriota te fusilaban. De la
Riva-Agüero, por ejemplo, era un patriota y fue de los pocos que tuvieron el
coraje de lanzar libelos patriotas. Riva-Agüero fue detenido junto con el conde
de la Vega del Rin y el conde de San Juan de Lurigancho. Desde la época del
virrey Abascal estos patriotas eran seguidos por la policía secreta.
Artículo publicado en la revista "El Tallán Informa",
edición N° 110, julio - agosto 2016 - Sullana - Perú