Sullana,
la perla del Chira, cuna del poeta romántico Carlos Augusto Salaverry Ramírez y
donde hace 481 años los conquistadores fundaron la primera ciudad española del Pacífico
Sur con el nombre de San Miguel de Tangarará, cumplió ya, en el año 2012, su
primer centenario. Provincia estratégica y geopolíticamente bien ubicada, con
casi 300 000 habitantes presenta quizá su segunda gran oportunidad en su
historia, después de la “Época de oro”
que experimentó en los años ‘30 y ‘40 con el “boom” de los barones del algodón
y los frutales, primero y luego, con la llegada de las factorías e industrias
oleaginosas y de curtiembre de los años ’50.
Sullana
está por convertirse en un centro científico, tecnológico y cultural al ver
cumplido su anhelo mediante la creación de la Universidad Nacional de Frontera-
Sullana. Universidad que busca posicionarse a nivel local, regional, nacional y
sobre todo, a través de la optimización de su gestión administrativa y
académica, insertarse a este competitivo mundo global de la hipermodernidad.
Es
por ello que Sullana se proyecta como una ciudad expectante y emergente, cuyo
mercado se ha activado y dinamizado con una economía en crecimiento y que se
expande de manera destellante. Ya desde los ‘90, se habían establecido
importantes empresas agroexportadoras y procesadoras de recursos
hidrobiológicos. En los últimos 12 y 15 años, a través de la asociatividad, los
productores de banano orgánico de Salitral, Marcavelica, Querecotillo y el Alto
Chira (Huangalá, Chalacalá, Piedra Rodada, San Vicente, Santa Rosa,etc.), o las
grandes empresas como Maple y Caña Brava con el cultivo de mega extensiones de
caña o Campo Sol con la uva y San José con el pimiento piquillo han abierto
fuertes posibilidades de exportación a mercados europeos y asiáticos.

Sin
embargo, aún somos una ciudad con grandes carencias y profundas limitaciones:
aire de pésima calidad, sistema de administración de agua para el consumo
humano en completa obsolescencia, caduco e ineficiente sistema de evacuación de
aguas residuales, un parque automotor informal y desordenado, una ciudad cuyo
crecimiento es caótico y monstruoso; en fin, un modelo de ciudad y ciudadano
inexistente que resulta imperioso y urgente empezar a construir.
Pero
ante esta realidad, la Universidad Nacional de Frontera – Sullana debe constituirse
en promotora de una generación de líderes nuevos, comprometidos con su
comunidad y con el mundo. Una generación empoderada que se prepara científica,
tecnológica y humanísticamente, y
dispuesta asumir el rol de autoridad en los diferentes campos e instituciones
permitiendo un nuevo tejido social garantizando los grandes proyectos que
posibiliten a Sullana convertirse en una ciudad del siglo XXI.
(Artículo publicado en el quincenario EL TALLÁN
INFORMA, Año VII - Edición Nº 80 - Sullana, primera quincena de junio del 2013)
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