Escribe: Carlos Flores Lizana
Es
necesario bajar a los niños y adolescentes crucificados de nuestro tiempo. Es
el deseo que me inspiró, un dibujo que me
llamó tremendamente la atención. El cuadro hecho posiblemente por un
buen artista, presentaba a seis niños/as crucificados en las espaldas de otros
seis personajes fácilmente identificables por la ropa o uniforme que llevaban.
Primer crucificador: El primer cuadro representa a los
sacerdotes y religiosos que han abusado de ellos, es decir los pederastas, que
ahora felizmente están siendo denunciados y procesados como se debió hacer a su
tiempo. Era pues una persona de sotana con birretes rojos (también en
referencia, posiblemente a obispos y
otras dignidades eclesiásticas).
Segundo crucificador: El segundo personaje llevaba una bata verde claro
uniformes típico de los médicos, denunciaba el tráfico de órganos mundial que
afecta sobre todo a los niños y los niños de los estamentos más pobres de
nuestra sociedad. Hace tiempo se denunciaba en el Brasil que alrededor de cinco
mil niños que viven en las calles eran
“cazados” literalmente al año y muchos de ellos eran para extraer sus órganos y
venderlos al mejor postor.
Tercer crucificador: Es un uniformado como los soldados de
las distintas guerras que matan a los niños y niñas de las familias que padecen
estos enfrentamientos (Siria, Irak, Israel y otros lugares de guerra) o que son
incorporados en la guerra de manera absurda e ilegal. Pensemos en algunos
países como Colombia o África y otros
semejantes. Sendero en zonas como el
VRAEM, sigue haciéndolo hasta la actualidad.
Cuarto crucificador: Representa a los fabricantes y
comerciantes de armas “legales” e ilegales y que por permitir el uso de ellas
está provocando tantas muertes en centros educativos como otros lugares de
estudio sobre todo en los EEUU de Norteamérica. Sullana por ser provincia de
frontera tiene este problema de manera notoria, cada vez los delitos usando armas
están hechos por personas más jóvenes de ambos sexos.
Quinto crucificador: Representa a las personas y
organizaciones de captan y explotan sexualmente a niñas y niños o los utilizan
para la pornografía. Un delito de grandes dimensiones y que tiene sus ramificaciones
en muchas ciudades del país y el extranjero. En estos delitos está la trata de
personas hoy en camino de mayor visibilidad y sanción.
Sexto crucificador: El sexto es un personaje que lleva
en sus espaldas un niño/a crucificado, estas son las grandes empresas de comida
chatarra (Mc Donadls y otras) que produce obesidad y otras enfermedades en
nuestros niños y niñas. En el Perú se ha empezado a normar al respecto en
especial el comercio ambulatorio de comida tan común en nuestras ciudades y
barrios.
El
cuadro es realmente impactante por la claridad del mensaje, los crucificados
pueden ser nuestros hijos o los de nuestros vecinos, son niños de cualquier
parte del mundo, son víctimas de agresores, o perpetradores, también claramente
identificados con una tipología social especifica. Uno después de mirar este
cuadro cruel debe preguntarse ¿por qué suceden estas cosas?, seguir
preguntándose ¿Qué interés están detrás de estos abusadores, porqué permitimos
que se haga esto, qué podemos hacer para detener esta barbarie y otras más.
Si
tenemos un mínimo de sentido de humanidad, lo primero que debemos hacer, es
ponernos alertas para proteger a nuestros hijos, hablarles claramente de los
peligros que corren al acercarnos a estas realidades, no dejarlos salir sin
saber claramente donde y con qué personas entra en relación en las casas que
van, mirar si son adolescentes que tipo de páginas de internet visitan, si son
invitadas a fiestas de cualquier tipo, saber dónde son y quiénes las organizan,
etc. La confianza es algo que debemos cuidar mucho para dársela a quien se
merece. No ser tan confiados con parientes, miembros de clero, maestros, menos
aun con personas que recién conocemos o que se presentan “demasiado buenas” y
desinteresadas. Los lobos siempre se disfrazan de corderos o como dice el
refrán “Dios me libre del agua mansa que de la brava me libro yo”.
Pensando
en nuestra ciudad y nuestra región donde la mayoría somos cristianos y/o
católicos tenemos que tener cuidado con el tipo de sacerdotes, religiosos,
pastores, etc. con los que nuestros hijos entran en contacto. Las malas
experiencias sobre todo en Europa y los países de habla inglesa, nos ponen en
alerta sobre estos malos religiosos que hacen tanto daño a la fe de nuestro
pueblo. Son realmente un escándalo moral y penal. No debemos dejar que sucedan
cosas sucias y si las conocemos tenemos la obligación moral y humana de
denunciarlas sin ningún miedo ya que nos ampara Dios mismo y el derecho humano.
El
otro campo por desgracia muy recurrente en Piura y Sullana, es la captación de
niños y adolescentes para explotarlos sexualmente o para usarlos en programas
de pornografía. Las cabinas de acceso libre, y que muchas no tienen ningún
permiso municipal para funcionar, son los lugares preferidos por estos
sinvergüenzas que están a la caza de sus presas. Si tenemos internet en
nuestras casas lo debemos tener en lugares abiertos y donde podamos ver con
facilidad a qué paginas entran nuestros hijos e hijas. Otra manera de estar
cerca de ellos es conectarnos a su internet y redes sociales, para ver quiénes
son sus amigos y amigas, cómo hablan y de que temas lo hacen. Procurar que
nuestros hijos se sientan bien en su casa, que tengan confianza para hablar y
opinar sobre lo que sienten, les gusta o molesta.
En
Piura y Sullana hay problemas serios de niños con obesidad, es uno de los
departamentos con más niños obesos; las causas son varias y debemos
recordarlas: malos hábitos de consumo provocados por las mismas “madres
modernas” en muchos casos, falta de ejercicios
físico, ya no juegan de manera activa, demasiadas horas frente al televisor y
el internet, problemas psicológicos relacionados con la ansiedad y autoestima,
etc. Escuché una frase relacionada con el tema que me impresiono y que decía “estos niños comen para morir”,
era respecto a la cantidad y calidad de alimentos que consumen estos niños y
que van camino a la muerte por las enfermedades que se derivan de la obesidad,
esto es: problemas cardiacos, artritis, diabetes, gota, alcoholismo, etc.
Y
para terminar, como dice el poema de
Hernán Pérez Etchepare, podemos orar y tomar posición:
“Que
te pasa Jesús mío?
¿Qué tienes que no paras de sangrar?
en
tantos pobres, excluidos y oprimidos, (yo diría en estos niños)
que
sólo nos queda hacer lo mismo que
hiciste:
seguir
amando hasta el final”.
(Artículo publicado en la edición 92 de la revista
EL TALLÁN INFORMA, mes de junio del 2014)
No hay comentarios:
Publicar un comentario