Escribe: Carlos Flores Lizana
El presente artículo
busca mostrar cómo estafan a los jóvenes y sobre todo a sus familias algunas instituciones
que tienen el nombre de universidades aquí en nuestra querida Sullana. El tema
está precisamente en debate en el Congreso Nacional ya que se han detectado
muchos problemas relacionados precisamente con el mundo de las casi 130
universidades que tenemos en el Perú, sobre todo con la calidad de la educación
superior que ofrecen todas ellas. El problema es complejo y precisamente por
ello requiere ser examinado y debatido ampliamente ya que de ella depende el
futuro de nuestro país en muchos sentidos.
Si nos ponemos a
examinar con objetividad y honestidad
cual es la calidad de la formación que ofrecen las actuales
universidades en nuestra ciudad lo primero que nos llama la atención es que
algunas de las carreras que ofrecen no están
acreditadas frente a la Asamblea Nacional de Rectores, los respectivos
colegios profesionales y el propio Ministerio de Educación y por lo tanto los
títulos no son válidos ni posibles de revalidar fuera del país. Este hecho ya
demuestra con que calidad de instituciones contamos y la poca seriedad de las
mismas. Lo segundo que comprobamos es que la mayoría de los docentes son profesionales que tienen en la
universidad un segundo y hasta tercer empleo es decir que dan el tiempo que les
sobra o que pueden destinar para “ganarse alguito más” viniendo muchos de
ellos desde Piura y hasta de otras ciudades más lejanas. Esto da como resultado
que el tiempo y la calidad académica que
dan en sus “cátedras” no está a la altura de las expectativas de los
alumnos por el contrario algunos de ellos cuando los alumnos reclaman su
calidad y su misma asistencia “arreglan el problema” con mejores notas, o algún
punto más de regalo.
En lo relacionado a
pagos por horas dictadas la cosa es grave en términos de retrasos e
incumplimientos en lo que son derechos laborales, respecto a ello mi hipótesis
de porque soportan los profesionales que laboran en ellas, es porque es una
chambita más, y porque no hay mucha exigencia de parte de los y las coordinadoras
en lo que es entrega de silabus, asistencia, desempeño, etc, etc. Eso sí que la
exigencia de las mensualidades a los alumnos es rigurosa, no entran a clases si
no tienen al día sus pagos. El pago de los haberes a los docentes “ellos si
pueden aguantar”, han llegado a deber hasta tres meses incluyendo no pago de
las AFPs. Pero como las autoridades universitarias tienen “sus contactos” las
autoridades de trabajo que debían fiscalizar no lo hacen o son lentos e
ineficientes. No está permitido ningún tipo de sindicalización o agrupación de
proteja los derechos de los docentes.
El servicio de biblioteca y que no se merece llamar así, es un local donde también se usa para dictado de
clases y los lectores de este articulo pueden comprobar cuantos lectores ha tenido en el mes está mal
llamada “bibliotecas universitarias”. El servicio al estudiante u “oficina de bienestar universitario” lo de
oficina es solo nombre, lo da una persona que no tiene la profesión para
desempeñar ese cargo. El colegio de Trabajadoras Sociales de Sullana podría
iniciar un proceso judicial ante esta usurpación de funciones en perjuicio de
las profesionales de este campo. El servicio de tutoría universitaria tan
necesaria en la actualidad para los estudiantes, casi no funciona, cosa que
debía ser observada por la asamblea nacional de rectores y otros organismos
competentes.
La política general de
estas casas de estudios superiores está al parecer regidas por dos principios: el lucro económico y conseguir más alumnos,
precisamente para conseguir lo primero, cosa que está en contra el espíritu
de la leyes respecto a la educación en sus distintos niveles y modalidades.
Reto desde esta plataforma de opinión y defensa de los derechos de nuestros
estudiantes y padres de familia que
digan cuantas tesis se han publicado durante los años que tienen “funcionando”
estas casas de estudio. Una de las medidas más comunes para evaluar una
institución es precisamente la investigación y las publicaciones de las mismas.
Esta es una prueba más del bajísimo nivel académico que tienen estas bien
llamadas con humor “Arcas de Noe”…. es
decir llenos de animales o “trenes” porque están compuestos de “puros vagones”.
Para más hallazgos que perjudican académica y
moralmente a nuestros hijos es que la sacadera
de dinero en favor de mejoras de los locales y hasta los cumpleaños del
director local, es pan nuestro de cada día. Otra manera de exprimir los
bolsillos de los sometidos alumnos es organizar “bailes pro”, han llegado hasta
a pedirles que se hagan cargo de los adornos para la Navidad que lucieron los locales
de estas bien llamadas con ironía “burriversidades”. Creo que de muestra basta
un botón dice el refrán, aquí tenemos botones como para poner una tienda.
La pregunta que nos debemos hacer es ¿debemos seguir
permitiendo estos abusos y deficiencias que perjudican seriamente el futuro y
el presente de nuestros hijos y nuestras familias? ¿No hay autoridades que
hagamos respetar los estándares de calidad? ¿Hasta cuándo vamos a permanecer
callados y con una conducta cómplice y cobarde? Los mismos estudiantes tienen que organizarse y denunciar con valor
esta serie de abusos, es hora de que lo hagan, felizmente ya hay algunos con
dignidad que han logrado algunos cambios aunque pequeños todavía.
Para terminar creo que
muchos docentes honestos dentro de ellas y fuera, como todo tipo de
ciudadanos debemos apoyar las reformas
que se impulsan desde el estado y otras formas de control de la calidad de la
educación superior. Empecemos por interesarnos en el tema, sigamos atentamente
lo que el Congreso busca con esta especie de Superintendencia de Educación
Universitaria y estemos vigilantes sobre sus propuestas y lo que desde la
opinión pública se va construyendo. La no participación indica complicidad con
lo que sucede. Si amamos y respetamos a
nuestros hijos estudiantes no los dejemos solos, en la calidad de su
educación se juega buena parte de su futuro. Todo lo dicho también tiene que
ser reflexionado para la nueva universidad de Frontera en la que tenemos
puestas muchas expectativas para nuestra ciudad y región.
(Artículo publicado en la edición Nº 84 de la revista “El Tallán”, mes
de setiembre del 2013)
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