En el primer
gobierno del alcalde Jorge Camino sucedió un terrible accidente, cuando la
imprudencia de un mototaxista intempestivamente, en plena Panamericana a la
altura del puente construido sobre el canal vía, da la vuelta en “U”
encontrándose con una enorme cisterna proveniente de Talara que arrolla al
pequeño vehículo y a su vez el vehículo se voltea cayendo sobre una camioneta
“datsun” y provocándose la muerte instantánea de 6 personas de los 7 que venían
en los vehículos. Solo se salva el conductor de la cisterna. A raíz de este
accidente, el alcalde decreta una resolución prohibiendo el tránsito a los mototaxistas,
norma que no es respetada por los conductores de estos vehículos y que la
policía no aplica el control, sea por desconocimiento o por interés propio pues
porque muchos de estos servidores del orden son propietarios de estas unidades.
Esto nos hace recordar
que, en el tramo de la Panamericana comprendido entre el cruce con José de Lama
y el cruce con la carretera a Tambogrande, por accidentes de tránsito han
fallecido no menos de 30 personas en los últimos 15 años.
El asunto se agrava
desde hace unos tres meses atrás cuando el actual gobierno municipal prohíbe el
tránsito de los ómnibus de la ruta Sullana Piura por la reciente medio reparada
avenida Lama y como resultado, EPPO pone en funcionamiento un terminal ubicado
al lado izquierdo de la Panamericana a pocos metros del puente antes mencionado
y los ómnibus de GECHISA se instalan atrás del conocido ex almacén de la
cervecería Cristal, todo lo cual ha congestionado enormemente el tramo
comprendido entre el óvalo “Tallán” y el cruce de la Panamericana con el inicio
de la autopista Sullana-Piura.
GECHISA ha adquirido
el local de la cervecería Cristal hace 15 días y así como está el almacén
pretendieron ponerlo en servicio a lo cual la autoridad municipal dijo no, que
primero deben acondicionarlo.
Al parecer la
autoridad municipal no le ha concedido a EPPO el permiso solicitado, pero sigue
funcionando en su nuevo terminal y todo hace indicar que tampoco se le
concederá a GRCHISA.
Por si fuera poco,
en el lugar están ubicadas las empresas de transporte que van al sur y norte de
país, habiendo enorme congestión en las horas punta.
Lo preocupante del
caso que en el tramo comprendido en el cruce de la calle Hilarión con
Panamericana está demasiado congestionado sin que las autoridades normalicen el
tránsito en este punto para evitar accidentes. Ni siquiera hay un policía de
tránsito para castigar las barbaridades que ejecutan algunos conductores de los
ómnibus de rutas nacionales. Es más, muchas líneas de colectivos están
utilizando la Panamericana para llegar al paradero de la ruta a Piura, cuando
lo más aconsejable es que transiten por las calles Santa Ana o El Carmen
paralelas a la Panamericana lo cual también descongestionaría el tránsito. Para
incrementar el caos, muchos usuarios utilizan esta nueva ruta para subir o
bajar de los colectivos en plena Panamericana y los colectiveros, pues por
necesidad prestan el servicio.
No entendemos hasta
ahora por qué al menos no se ha ubicado un juego de semáforos en este lugar lo
cual controlaría enormemente el tránsito y protegiendo a los cientos de
peatones que utilizan el lugar. Hace un par de meses alguien en coordinación
con funcionarios de la municipalidad trataron de poner semáforos en este lugar,
pero inmediatamente la autoridad municipal los hizo retirar aduciendo que no
había orden para tal fin.
No se sabe si se
otorgarán los permisos a EPPO y GECHISA, pero ellos siguen brindando el
servicio en el lugar y parece que no están dispuestos a irse de los lugares que
ellos han dispuesto. Aquí el alcalde no tiene autoridad y sobre los regidores, bien
claro lo ha dicho el abogado Luis Garnique:
“Son sordos y mudos” (Ver edición anterior).
Ojalá que el alcalde
y sus regidores hagan presencia y constaten que lo que aquí se dice es la
verdad y elaboren las normas necesarias para el bien de todos quienes utilizan
estos servicios, sean los transportistas provinciales y nacionales, los mismos
los mototaxistas, taxistas, colectiveros y fundamentalmente la ciudadanía que
mueve estos servicios.
Lástima pues que el
alcalde, sus regidores y funcionarios desconozcan está realidad porque ellos
andan en los vehículos municipales, que se mantienen por los impuestos que les
sacan a los ciudadanos.
(Editorial publicado en la revista El Tallán, edición 111 mes de setiembre del 2016)
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