Desde
hace un buen tiempo, como para conjugar con los problemas que en materia
ambiental tiene Sullana, se perciben olores nauseabundos e insoportables
contaminando el aire que respiramos a diario. Fábricas de pota y empresas
productoras de caña ubicadas en la provincia, con serias deficiencias en sus
procesos productivos, serían las causantes de tan flagrante atropello social.
Lo de la pota ya se sabía, sin embargo lo de la caña lo pudimos comprobar de
retorno a Sullana desde Paita, a la altura del distrito de Miguel Checa, al
percibir dos tipos de olores: uno agradable, con el sabor de la melaza y el
aroma del azúcar quemada; y otro tan hediondo como el que genera el excremento expuesto al sol: los dos
provenían de la caña. El viento se encarga de hacer el resto.
Si
se conoce el origen de tan evidente contaminación, sólo queda implementar las
medidas que corresponden con energía y drasticidad. Las autoridades tienen la
palabra. No se puede generar empresa si esta no respeta al ser humano de manera
integral. Las personas son primero y están por encima de cualquier tipo de
inversión y generación de riqueza que no considere la dignidad y valor del ser
humano. El tema se debe solucionar con respeto, pero aquí no caben medias
tintas.
Quizá
podamos derrotar este tipo de olores, pero hay otros que tienen otro origen y
que resultan más difíciles vencer. Sullana
huele a indiferencia y falta de compromiso. A diario, cientos de ciudadanos
arrojan bolsas con basura a la calle, en la esquina o en el canal vía sin
importarles absolutamente nada. Los pocos o muchos esfuerzos municipales por
limpiar no son suficientes ante tanta indiferencia. Nos olvidamos que la ciudad más limpia no es la que más se
barre, sino la que menos se ensucia. No hay conciencia cívica y no nos
comprometemos con nada. Sólo estamos prestos a la crítica desmedida y al
insulto denigrante porque estamos esperando que otros hagan lo que nosotros no
hacemos.
Y
Sullana también huele a injusticia, olvido e impunidad. Y allí están las
tribunas del “Campeones del 36” y el Coliseo Cerrado, como muestras claras del
irrespeto total a nuestros niños y jóvenes que buscan el deporte como una
alternativa de sano desarrollo en escenarios adecuados. Y allí nuestra vieja
planta de agua muriendo, pero aun dándonos agua de a poquitos. Allí también el
Centro de Convenciones con tan corta vida y tan envejecido y destruido en su
infraestructura. Nos hemos llenado de informes, de denuncias y demás, pero la
verdad, todo va quedando en el olvido, la injusticia y la impunidad. Nadie se
hace cargo de estos delitos. No hay sanción, no hay ejemplo. ¿Avanzaremos así…?
Y
nuestra “Perla del Chira” también huele a
conformismo. Sabemos lo que pasa y no hacemos nada. Nos conformamos y
mantenemos inmutables ante la realidad que nos rodea. Creemos que basta con
hacer el menor esfuerzo y nos convertimos en autómatas para marcar la tarjeta
al entrar y salir del trabajo, pero sin una reflexión profunda sobre lo que
hago y si vale la pena hacerlo. Nos olvidamos del trabajo en equipo y de entender que para sacar adelante a Sullana
todos tenemos que sumar.
Siempre
es posible hacer algo y el cambio debe comenzar en nosotros. No para el
enfrentamiento, ni para alimentar el oportunismo político que promueve “la paja en el ojo ajeno, cuando ni siquiera
ve la suya en el ojo propio”. Eso no sirve. Necesitamos unirnos en causas
justas y objetivos comunes, lejos de las adjetivaciones denigrantes y los protagonismos
electoreros. Necesitamos empujar el carro en la dirección del desarrollo y
hacerle los ajustes a éste cada vez que pretenda fallar o que el conductor
pretenda salirse del camino. Parafraseando al gran César Vallejo de su poema
“Los Nueve Monstruos” apunto aquí unas líneas precisas: “…, hay algunos que nacen, otros crecen,
otros mueren, y otros que nacen y no mueren, otros que sin haber nacido,
mueren, y otros que no nacen ni mueren (son los más)…!Hay hermanos, muchísimo que
hacer! Empecemos por
nosotros. Las nuevas generaciones de nuestra tierra, estoy seguro, valorarán el
esfuerzo.
(Artículo
publicado en el quincenario EL TALLÁN INFORMA, Año VII - Edición Nº 77 -
Sullana, marzo del 2013)
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