viernes, 17 de enero de 2020

Días 22, 23 y 24 de enero en Piura presentan obra teatral La Tregua

La novela “La Tregua” genera supuestos que pueden forjar reflexión en aquellos semejantes que bordean los 50 años y que con la estupenda dramatización de actores como Nerit Olaya y Natalia Montoya fragua lágrimas en más de un asistente sea hombre o mujer.

Natalia Montoya Nerit Olaya en la actuación de la obra teatral La Tregua

La Tregua (Mario Benedetti)

Esta novela, escrita en forma de diario, cuenta la historia de un hombre común y corriente, viudo y con tres hijos mayores, burócrata de oficina que, a punto de jubilarse, encuentra en el amor de una muchacha joven la felicidad que la vida le había negado por muchos años.
Mario Benedetti
El diario de Martín Santomé inicia el 11 de febrero. Martín tiene 49 años y está a un año de jubilarse de su trabajo como contador en una casa importadora de repuestos para automóviles. Medita sobre el futuro que le espera cuando tenga tiempo libre: podría dedicarse a la jardinería, a la guitarra, a escribir. Es un hombre apagado, triste y rutinario que mantiene una relación distante con sus hijos, tal vez porque no supo ser padre y madre a la vez tras la muerte de Isabel, su esposa. Esteban, el mayor, tenía cuatro años cuando su madre falleció, Blanca no la recuerda y Jaime, el menor, quedó huérfano a los pocos días de haber nacido. Para Martín, Jaime es su hijo preferido, aunque existen muchas barreras entre ellos. Esteban siempre está a la defensiva con su padre y regresa tarde por las noches después de irse de parranda. Blanca es triste como Martín, pero con vocación de alegre, es con quien mantiene mejor relación, pero le preocupa que su hija esté tan triste, tenga mucha energía y no sepa en qué canalizarla, pues puede terminar igual de gris y opaca que él.
Durante este primer mes del diario, Martín describe su trabajo rutinario, la relación con sus hijos y ciertos encuentros con viejos amigos, como el encuentro con Mario Vignale, un antiguo compañero de la escuela a quien solían molestar en la escuela y apodar el Adoquín. Vignale reconoce a Martín de inmediato, pero éste no le recuerda bien, sin embargo, Mario lo invita a tomar un café y le pregunta sobre Isabel, el primer recuerdo de su esposa que aparece en el diario. Martín recuerda el cuerpo de Isabel, sus gestos y manías, pero a veces le cuesta trabajo recordar con precisión su rostro. Él tenía 28 y ella 25 cuando murió. Recuerda el fuerte deseo sexual entre ellos y cómo tras su muerte, él se convirtió en un ser automatizado con un trabajo rutinario.
El 27 de febrero, tres nuevos empleados entraron bajo el cargo de Santomé: Alfredo Santini, Rodolfo Sierra y Laura Avellaneda. A esta última la describe siempre como Avellaneda, a quien no considera una preciosura, pero pasable cuando sonríe.
A partir del mes de marzo, Martín se da cuenta que su empleada Avellaneda es inteligente, trabaja bien, un poco nerviosa e inexperta, pero le gustan sus piernas, los lunares en su cara. Con sus hijos varones tiene enfrentamientos. Jaime le aclara que a estas alturas ya ninguno tiene remedio….
El desenlace Ud. lo conocerá asistiendo a la adaptación teatral de la novela “La Tregua”, de Mario Benedetti que será presentada en la Pinacoteca municipal de Piura los días 22, 23 y 24 de enero
Entradas y mayores informes comunicarse con el 925059728




1 comentario:

Luis F. Adrianzén dijo...

LA TREGUA, el espectáculo teatral que está presentando Nerit Olaya en el CAFAE-SE, es un muy especial acierto de adaptación que produce para la escena una historia profundamente conmovedora y con mucho qué decir.
El acierto de Olaya está en arriesgarse a usar la mejor --quizás la única-- forma de adaptar al género dramático ese famoso texto de Mario Benedetti. Nerit pone en escena una especie de testimonio dramatizado, mezcla de narración oral y dramatización, que absolutamente da en el clavo, casi reproduciendo para el público teatral la experiencia de la novela.
Esa misma noche, después de la función en el CAFAE, me puse a ver la película argentina basada en la novela. Un fiasco. La película convierte el conmovedor periplo emocional del protagonista en un simplón melodrama, perdiendo totalmente la fuerza y profundidad del original. ¿Qué pasó?
Pues que los cineastas se olvidaron --o no supieron reconocer-- el fuerte efecto emocional que produce un 'diario íntimo' al revelarnos los más profundos pensamientos y sentimientos de quien lo escribe. En la novela LA TREGUA este recurso nos acerca al protagonista como ningún otro planteamiento podría hacerlo --no, ni siquiera 'nos acerca' simplemente: el diario íntimo nos 'mete dentro' del protagonista.
Olaya respeta ese recurso de Benedetti y lo reitera para la escena: la adaptación también es un 'diario íntimo' del protagonista que va compartiendo con nosotros el día a día de su más íntimo mundo interior --y también, por cierto, todo lo que le sucede.
El resultado conmueve y revela mucho. Sobre todo si uno es un hombre de más de cincuenta años... o una mujer de algo como treinta. Sobre todo si uno está enamorado... o lo ha estado alguna vez. Y también, por supuesto si uno ha leído la novela o es fan de Benedetti. O, para tal caso, de nuestro valioso Nerit Olaya.