Escribe: Luis Mendoza Ramírez
En nuestra cena cultural del 6 de diciembre
realizada por nuestra asociación, sobrepasando el marco de nuestras tertulias,
con la gentil presencia de los directivos e integrantes de las instituciones
sullaneras presentes en esta ciudad, pudimos avanzar en el cumplimiento de
nuestros objetivos de reforzar la identidad, conservar las tradiciones y
difundir los valores culturales de nuestro norteño terruño, la región piurana y
especialmente el sullanero valle del Chira.
Nuestras expectativas se vieron colmadas con
la atenta y entusiasta recepción de los presentes a la presentación del
poemario de Carlos Augusto Salaverry, (nueva edición), y a las exposiciones en
defensa de la calidad y valor literario de su obra, (que viene siendo objeto de
inaudita y persistente diatriba de parte de un plumario menor, en su propia
ciudad natal). Ver en archivo adjunto, la carta enviada por el editor del libro
presentado.
La intervención con enterada y sabia veteranía
del señor Lorgio Devoto Agurto en sus comentarios y recitando el poema más
conocido del bardo sullanero, nos fijaron en el recuerdo su última estrofa !Acuérdate
de mí!.
La creatividad de los juegos educativos y el
cuento de homenaje a Grau que presentó el señor Ricardo Martens Montero, fue
recibida cálidamente por su novedad.
Una sorpresa muy grata y amena fue el recital
de "Cumananas", que iniciado con un extracto de su amplio estudio,
nos brindó el Dr. Dimas Arrieta Espinoza, culminándolo con sus "décimas de
pié zafado".
Se completó el racimo cultural, con un recital
de antiguos "Villancicos norteños", presentados por su rescatista el
historiador Miguel Arturo Seminario Ojeda, algunos de los cuales, combinaban
con el castellano, frases en quechua y otros, cierto dialecto de los
descendientes de los negros bozales. Varios de ellos, fueron cantados con mucho
sentimiento por la poetisa Gloria Renee Burneo Seminario, incluyendo uno de su
creación, siendo acompañada por un conjunto de guitarras y cajón.
La velada culminó con los brindis por Sullana
y sus instituciones presentes en Lima, sirviéndose luego una cena navideña que
cerró a los postres con un norteño "chumbeque".
Nuestro agradecimiento por su presencia, a las
señoras del Comité de Apoyo Permanente para Obras Sociales de Sullana, al Club
Sullana, a la Asociación de Ex Alumnos Maristas de Sullana residentes en Lima y
a la participación y apoyo de la Asociación de Ex Alumnos Salaverrinos
residentes en Lima, recordando el 183 Aniversario del nacimiento de Carlos
Augusto Salaverry Ramírez.
Especial saludo al comité ejecutivo tallan que
se puso al hombro la realización de este evento y al Secretariado de
Instituciones Privadas de Bienestar Social por su local y apoyo total.
Cordiales saludos
La presente foto fue proporcionada por el Arq. Eduardo A. Mendoza Ramírez. El poeta Salaverry se ubica al lado derecho. Se desconoce la identidad de sus acompañantes |
CARLOS AUGUSTO SALAVERRY: LOS
DIAMANTES Y PERLAS DEL ESPÍRITU
Escribe:
Jorge Castillo Fan
Ricardo Palma ha señalado: «La
educación de Salaverry fue descuidada, pero tenía un amor profundo al estudio y
sentía con frecuencia la necesidad de desahogar su espíritu en esa música de
palabras que se llama Poesía...». Efectivamente, quizás el rasgo más nítido en
Carlos Augusto Salaverry sea el de su condición de ser consciente de su destino
como poeta y, bajo tal circunstancia, llegar a sostener una defensa
indoblegable de la Poesía como forma de vida, pese a la precariedad de su
situación en el orden material. O, precisamente, a causa de ello, si nos
atenemos a lo que revela Martí, que «el verso, dulce consuelo, nace al lado del
dolor».
Pero, además, Salaverry
proyecta a través de su poesía una visión profética, pues anuncia desde entonces
lo que ya acontecía en el mundo, aunque de manera menos atroz que en nuestros
días: la deshumanización del hombre, su separación inexorable de las
manifestaciones del espíritu y su decantación por un materialismo nocivo.
La poesía de Salaverry se alzó
contra ese orden, esgrimiendo los valores humanos que precisamente ahora el
mundo requiere, y con una urgencia
impostergable, a tal punto que son reclamados casi a gritos en proyectos como
el Plan Lector, en el caso de nuestro país.
Y es que la poesía de Salaverry no sólo se puede apreciar
desde su valor intrínseco, esto es, desde su condición de arquitectura
versística signada por la belleza, por lo sugerente de sus imágenes, con lo
cual deslumbra, sin lugar a dudas. Existe un más allá de la estética de sus formas: la puesta en valor de las
virtudes humanas, aquellas joyas que no son elementos de compra-venta, y cuya
adquisición sólo es posible a través de la apertura de ciertos niveles de la
conciencia humana.
Arrojado a la intemperie de la
orfandad desde sus años primeros, Salaverry sufriría luego el destierro; además
de esa otra suerte de destierro que es la incomprensión de una sociedad no sólo
ajena sino refractaria al trabajo del poeta. Esta experiencia gris no ha sido
exclusividad de Salaverry, pues es lo mismo que le ha tocado vivir a otros
poetas, como en el caso de César Vallejo, vituperado en un principio por
Clemente Palma, aunque luego éste se rectificara, y de la mejor manera:
publicando sus textos en «Variedades» y reconociendo en el poeta mayor su
auténtica valía.
Ni las condiciones de su
entorno ni la miseria material que le toco vivenciar —circunstancias que revela
en Diamantes y perlas— fueron caldos
de cultivo para un discurso de resentimiento o de evasión. He ahí la grandeza
del poeta. Por el contrario, Salaverry enarboló las virtudes humanas como una
respuesta urgente y vital ante el cabalgante proceso de deshumanización de la
sociedad de entonces, proceso cuyos aciagos resultados se hacen patentes en el
grado de descomposición al que asistimos en nuestros días, y cuya muestra mayor
es la devaluación de la clase política y de las principales entidades
gubernamentales.
Precisamente estas condiciones
son las que hacen más vigente que nunca la obra de Salaverry, pues ella se
yergue como una suerte de arsenal ético. Un mensaje que no sólo se proyecta al
ámbito de nuestra patria, sino que
alcanza un radio de acción universal, que es lo que acontece a las grandes
obras literarias.
Carlos Augusto Salaverry y Ricardo Palma son los máximos
representantes del Romanticismo peruano; sin embargo, es muy fácil acceder a
las obras de Palma, hecho que no ocurre con Salaverry. En editorial América
creemos que con la publicación íntegra de Diamantes
y perlas hacemos un acto de justicia al poeta sullanero, cuya obra es
motivo de celebración en diferentes partes de Hispanoamérica. Un acto de
justicia y celebración que debe enorgullecer a quienes vieron la luz de la vida
en la Perla del Chira, puesto que contar con una obra como Diamantes
y perlas es sentirnos muy cerca de lo que hace del hombre un ser sublime.
No podía concluir este breve discurso sin denunciar la
ignorancia y envidia de ciertos personajillos cuya vida está marcada por la
mediocridad y el fracaso, que persisten en deslucir los méritos del gran poeta
sullanero. Ya quisieran estos vendedores de cebo de culebra ostentar el
reconocimiento del que para siempre gozará Carlos Augusto Salaverry.
Luis Cardoza y Aragón ha
definido a la Poesía como la única prueba concreta de la existencia del hombre.
Tal vez sea esta la razón por la que Salaverry, el poeta, el hombre, haya
dejado a través de su palabra una estela humeante sobre el pasado y una huella
candente que aún nos alcanza hasta nuestros días.
Sullana,
04 de diciembre del 2013
(Artículo
publicado en la edición Nº 87 de la revista EL TALLÁN INFORMA, Dic. 2014)
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