¿Recuerdan?
“¿Y si los chilenos se molestan?”, exclamó ante una pregunta periodística. De
ese modo interpretaba la inclinación gallinácea de muchos de nuestros políticos
y de buena parte de la llamada “opinión pública peruana”
Chile otra vez
Por César Hildebrandt
Ya salieron a
cloquear los de siempre y a decir que el nuevo caso de espionaje “no debe
alterar las magníficas relaciones que tenemos con Chile”. ¿De qué levadura está
hecha esta gente? ¿De qué debilidad proceden? ¿A qué malaguas imitan?
 |
Alan García Pérez |
Allí está un
tal Cisneros asustado y calmando los ánimos en RPP y allí está un tal Schiappa
demostrando de qué linaje están hechos los que saludaban a Lagos y a Lynch
cuando estos mandaban en la Lima ocupada.
Claro, no se
trata de remover amarguras. Pero, en todo caso, ¿quién las agita? ¿Quién las
hace reincidentes, quién las reactualiza?
El gobierno de
Morales Bermúdez fusiló a un traidor. ¿Para quién espiaba? Para Chile. Víctor
Ariza está condenado a 35 años de cárcel. ¿A quién le pasaba los datos sobre
adquisiciones de la FAP? A Chile. Y estos dos marinos salidos de alguna sentina
¿a quién favorecían con sus infidencias? A Chile.
¿Y quién nos
tiene comprados y revendidos por aire, mar y tierra? Pues Chile.
Me da risa ver a García “La plata llega
sola” acudir a
Palacio a ver cómo tratar este feo asunto. De él salió una frase que habría
podido decir Mariano Ignacio Prado, el general honorario del ejército chileno
que huyó en plena guerra del guano y el salitre pudriendo un apellido
“ilustre”. ¿Recuerdan? “¿Y si los chilenos se molestan?”, exclamó ante
una pregunta periodística. De ese modo interpretaba la inclinación gallinácea
de muchos de nuestros políticos y de buena parte de la llamada “opinión pública
peruana”.
Chile siempre
lo ha sabido y siempre ha disfrutado sabiéndolo.
Tengo
información suficiente como para decirles a los lectores de esta revista
memoriosa y dada a la historia que, en el caso de los suboficiales Richard
Philco Borja y Alfredo Domínguez Raffo, el plan del presidente Ollanta Humala
era mantener oculta la información que propaló el noticiero de Canal 4. ¿Con
qué propósito? Probablemente con el mismo afán de no entorpecer las “armoniosas
relaciones” que nos ligan con el vecino del sur.
¿Saben cómo
llegó la primicia a los confines de América Televisión? Pues es muy sencillo:
la Marina, harta de las dilaciones y los tácitos encubrimientos, “reventó” el
caso y precipitó todo el proceso.
Ahora sale
Humala de lo más sensible y de lo más ofendido. Pura actuación. Si hubiese sido
por él, hasta ahora ignoraríamos este nuevo episodio de intromisión y grosería.
Tenemos que agradecerles a quienes en la Marina han decidido anticiparse a
cualquier maniobra que hubiese ser tramada en Palacio o en la Cancillería. Y
debemos recordar algo que el pasado nos machaca: con Chile siempre habrá que
tener precauciones. Chile tiene un complejo incurable respecto del Perú, una
envidia ancestral no resuelta, un encono que la brutalidad de su soldadesca no
sació en la guerra a la que fuimos arrastrados por Bolivia.
Cuando digo Chile no hablo de Pablo Neruda ni de Gabriela Mistral ni de Nicanor
Parra ni de Vicente Huidobro ni de Isabel Allende. Hablo de la oligarquía
brutal que fundó Diego Portales y encarnó, en tiempos modernos, Augusto
Pinochet, el hombre que recomendó “comprar Perú porque está barato”. Como en
Tarapacá en el siglo XIX.
No hablo del
Santiago popular y amoroso ni del Valparaíso bello por sus colinas. Hablo de lo
que se planea entre los herederos de los Baquedano: tener al Perú siempre entre
miras, subordinado, abyecto si es posible, indigno siempre, robado en el mejor
de los casos, débil por mandato de natura.
Señor Humala:
sabemos que a pesar de sus palabras, ya no hay nada que comprobar ni nada más
que investigar o dilucidar. Los dos suboficiales apresados por el aparato de la
Contrainteligencia de la Marina han espiado durante un tiempo largo para Chile.
¿Qué hará usted, señor presidente, miembro de la promoción Héroes de Pucará y
Marcavalle? ¿Protestará, llamará a nuestro embajador en Santiago? ¿O seguirá
los consejos de Graña y Montero? Anhelantes estamos a la espera de su
respuesta.