sábado, 23 de junio de 2012

PIURA Y EL NORTE NO HAN SUFRIDO LO VIVIDO EN AYACUCHO, APURIMAC, HUANCAVELICA, JUNÍN…


El libro escrito por Jose Carlos Flores Lizama, de casi 300 páginas, titulado “Diario de vida y muerte: memorias para recuperar  humanidad”, donde documenta  testimonialmente lo que vivió entre 1988 y 1991 en Ayacucho ha sido comentado por el escritor Vargas Llosa, que formó parte de la Comisión de la Verdad, considerándolo como un verdadero documento histórico.

A continuación entrevistamos a Carlos Flores.

Carlos, ¿En qué fecha o época recoges estos testimonios?
El libro que comentó dos veces don MVLL fue escrito entre los años 1988 y 1991 años en los que viví y trabaje en la ciudad de Ayacucho, siendo yo religioso de la orden jesuita en esos años y como docente de la universidad San Cristóbal de Huamanga.

Jose Carlos Flores Lizama
¿Por qué crees importante difundir estos episodios?
Para conocimiento de los lectores este libro se basa en los siete cuadernos personales en los que iba anotando la vida diaria en esos años en la ciudad de Ayacucho como en algunos pueblitos cercanos a esta ciudad y que pude visitar.
La importancia de este testimonio radica en mi calidad de testigo directo de muchos de los hechos narrados en este libro y que fueran transcritos y entregados a la Comisión de la Verdad y Reconciliación en su debido momento. Lo segundo es que son testimonio de la brutalidad y fanatismo de los dos actores principales del conflicto y que tuvo tantas víctimas en esos años dolorosos que vivimos, fundamentalmente para que no se repita y para que las generaciones sepan lo que fue ese horror y construyamos una sociedad más justa y por lo tanto pacifica para todos. Finalmente para que los que participaron activamente en esta guerra interna y fratricida sean sancionados como se debe y las víctimas sean reparadas en la medida de lo posible, sabiendo que nunca serán lo suficiente ya que la vida de los seres humanos no tiene precio y de alguna manera es irreparable el mal provocado.

¿Por qué piensas que los norteños deben dar importancia a estos hechos que ocurrieron en nuestra historia? ¿Crees que no tenemos conciencia de lo que ocurrió?
Creo sinceramente que Piura y el norte peruano en general no ha sufrido lo vivido en departamentos como Ayacucho, Huancavelica, Apurimac, Junín y el mismo Puno.  Aunque tuvieron hechos muy tristes y que han sido recogidos de alguna manera en trabajos especializados en el tema pero nunca llegaron a las dimensiones que alcanzaron, como digo otros departamentos. Otro asunto es que los medios de comunicación y el propio sistema educativo no han ayudado lo suficiente para informar correctamente sobre lo sucedido y sus causas. En general este mal se repite a nivel nacional. Las propias familias no hemos comunicado suficientemente lo vivido y sufrido a nuestros hijos y por lo tanto también la sociedad en general no hemos estado a la altura de lo sucedido. Para terminar las mismas iglesias no han ayudado tampoco en este sentido a reflexionar y tomar posición respecto al tema y sus dimensiones de fe y éticos.

¿Los medios de comunicación nos tienen realmente alienados, especialmente la televisión?. Acaso la información que nos proporcionan no es lo que sucede en nuestro entorno: accidentes, crimen organizado, corrupción, el quehacer de las vedettes, cantantes y artistas de la Tv., futboleros…
Como dice  M.V.LL en la entrevista que le hace la periodista Ugaz el domingo pasado primero de abril, la prensa peruana se ha contagiado de amarillismo y cobardía de una manera muy seria. Felizmente hay periodistas y medios bastante honestos y objetivos pero en general los temas serios como los derechos humanos, la educación, el empleo, etc., no les interesa crear opinión y ser educadores de la población. No basta ser objetivos y oportunos, tienen que ser formadores y orientadores de los ciudadanos que los vemos, oímos o leemos. No pueden separar ética de la comunicación en todas sus formas.

¿Acaso los medios de comunicación han desarrollado técnicas para promover el dolor, la violencia, la perversión, la tragedia humana, de tal manera que estos efectos sean parte normal de nuestra vida y debemos aceptarlos?
Creo que muchos medios y sus comunicadores son necrófilos, tanáticos, promueven el chisme, como dijo la CVR “se mueven entre el escándalo y la banalidad”. Realmente se tienen que reeducar y reubicar en un país tan poco educado y participativo. Muchos periódicos y comunicadores solo refuerzan lo negativo, como dijera el lucido Facundo Cabral, “trabajan con el mismo diablo,” porque nos hacen creer que todo está mal, que no hay salida para nada, que nos tenemos que resignar con nuestro destino, etc

¿Crees que a los serranos, amazónicos, indígenas por ser pobres se les discrimina y sean tratados como un problema para el país?
Creo que tenemos un país muy excluyente  y racista. No creemos que somos  iguales ante la ley y ante el mismo Dios. En este sentido no somos muy cristianos ya que Jesús si algo enseño es la fraternidad hu- mana, sin embargo nuestra propia iglesia  no ayuda mucho en este aspecto, no nos enseñan a trabajar por la justicia, la verdad y el servicio. Una prueba de esta falta de coherencia con la fe cristiana es el hecho histórico y social tremendamente cuestionante de la convivencia entre esclavitud y fe cristiana.  Hoy convivimos con cosas semejantes y no nos despertamos para cambiar y promover el cambio en los aspectos sociales que son de alguna manera violencia estructural.

¿Es correcto que para pacificar el país se tuvo que recurrir a hechos que después fueran aceptados como “justificables y explicables” para exculpar a los violadores de los derechos humanos?
Según mi experiencia la falta de honestidad y verdad es lo que hace imposible la transparencia en la administración de justicia. Es verdad que el terrorismo provocado y desarrollado por SL y otros grupos fue brutal  y destructor, pero que nuestras fuerzas del orden se volvieran tan brutales y destructoras no hay explicación ni justificación. El que asesina a otro ser humano siempre será asesino sea este un civil, un militar, o un sacerdote. Claro que hay atenuantes, circunstancias que podrían explicar algo, pero el efecto es el mismo por lo tanto la sanción debía ser la misma para el que la comete. Por eso creo que nadie puede escudarse en su condición de uniformado, político o religioso para escapar de la justicia humana. De la divina felizmente no lo podemos hacer.

¿Qué mensaje nos dice la frase escrita en un letrero que decía: “Que nadie hable en nombre del pueblo, porque el pueblo tiene su propia voz”
Esta frase está en el folleto distinto al libro que estamos comentando pero podría estar en el texto que estamos  hablando. Es muy importante darle la voz a los sin voz, quizás para un inicio se pueda hablar en nombre de… pero siempre será mejor que nuestro pueblo sea libre y diga lo que tiene que decir. Tenemos una cultura reprimida y represora en general y por lo tanto allí se tienen que cambiar muchas cosas de manera urgente. La verdad nos hará libres dice Jesús, y como dice Atahuallpa Yupanqui, “que no se quede callado quien quiera vivir feliz”. Es interesante como ahora hay muchos medios que dejan pasar la voz directa del pueblo, de sus dirigentes y representantes. Creo que no es muy bueno que haya gente que se atribuya la representación del pueblo en ningún terreno. En política eso se llama democracia directa no solo representativa.

Finalmente, porque crees que documentos como el tuyo deban ser utilizados como texto en el aula escolar, en las universidades, en los medios de comunicación…
Creo que puede servir ya que mi posición fue y es defendiendo el derecho a la vida y a vivir en paz. Hay muchos trabajos con perspectiva  de alguna manera interesada ya que buscan defender a los terroristas y su pretendida lucha por la justicia o a los militares y policías que nos defendieron como parte de los órganos propios de un estado de derecho. Yo no puedo parcializarme por nadie, me interesa la vida y las condiciones necesarias para llamarse humana y plena. Los conflictos no se pueden solucionar a balazos o con represión, somos humanos y hermanos todos los peruanos y todos los hombres. No podemos creer que el más rico, el más fuerte, el más irracional sea el que tiene que imponerse al derecho, la razón y la vida. Los huérfanos y las viudas de ambos lados podrían decirnos por donde es el camino para la paz y la justicia.

Bueno ahora, referente al análisis de Vargas Llosa, él manifiesta que ustedes fueron a desarrollar una labor pastoral y de pronto se encontraron en una realidad de violencia y barbarie…
Como te decía yo era religioso en esos años y fuimos con una misión muy concreta pero la situación de Ayacucho y otros lugares sobre todo andinos era realmente de guerra. Todo el tiempo que viví en esta ciudad fue oír metralla, explosiones, ver muertos terriblemente  destrozados y torturados, oír el dolor de las madres que buscaban a sus hijos detenidos-desaparecidos  sobre todo por el ejército y la policía. Hemos tenido paros armados decretados por SL hasta de 15 días, donde no había que comer, ni como movilizarse. Tuve la suerte de colaborar en el cuidado de cientos de huérfanos producidos por la violencia irracional, mirar a niños que eran dejados en la puertas de las iglesias y casas de refugio que tenía nuestra iglesia, también verlos morir de tristeza ante tanta crueldad, en fin todos los horrores que produce la guerra  y la miseria humana. Allí teníamos que mostrar realmente nuestro amor al prójimo y a nuestro Dios que nos dio la gran oportunidad de servirle en los crucificados de nuestra tierra.

También que mencionas el miedo que se padecía en su pago era tan grande que “hasta los perros se esconden y los pajaritos huyen. ¿Será esto el fin del mundo?”.
Hemos convivido cada día y cada noche con la muerte y el crimen, por lo tanto con miedo y terror que en cualquier momento podíamos perder la vida. Esta muerte tan común también nos podía tocar a nosotros que no teníamos más nuestra fe y nuestra confianza en Dios que ve y sabe todo. Los militares y las autoridades tenían resguardo organizado por el estado, aunque había muchos privilegios en este sentido ya que por ejemplo los obispos que estuvieron en ese tiempo tenían la protección del ejército. Los religiosos y laicos no teníamos más que nuestra débil y probada fe. Pero estábamos en el mejor lugar que era estar con las víctimas de la violencia, dando testimonio de nuestro amor modesto pero de pie, algo así como nuestra señora en la pasión de su querido Hijo.

Por otro lado Vargas Llosa resalta la angustia de los padres que ven partir a sus hijos hacia el colegio o a la universidad o al trabajo cotidiano sin saber si van a regresar...
De manera permanente hemos vivido en inseguridad, nadie tenía la vida comprada. Un coche bomba podía en cualquier momento acabar con nuestra vida. Había gente que moría de balas perdidas que eran disparadas por los senderistas o por los uniformados. Podías ser detenido y desaparecido en cualquier momento. Muchas familias optaron por mandar fuera de Ayacucho a sus hijos sobre todo los jóvenes. Ellos eran los más expuestos a la violencia y sus consecuencias. Pero no todos podían hacerlo ya que se requería tener familia fuera y algunos recursos.

Vargas Llosa también analiza la postura delos jerarcas de la iglesia: “¿por qué los obispos se portaron como lo hicieron y por qué no defendieron la vida como lo esperaban las víctimas y muchos de los agentes pastorales de su tiempo?”.  Para Vargas Llosa el objetivo de la Iglesia era acabar o desprestigiar el postulado de la Teología de la Liberación, Carlos, ¿Crees que la Teología de la Liberación de alguna manera evidencia esa voz del pueblo que reclama justicia?
Yo pienso con un poco de distancia histórica que nuestros obispos no sabían que hacer como muchos de nosotros. Que tenían miedo y que les pareció que era más racional y justo ponerse de parte de los ciudadanos y del estado que los representaba y protegía. Quizás por eso permitieron que fueran cuidados por ejército, pero no se dieron cuenta o les costaba aceptar que precisamente ese ejército cometía delitos contra la humanidad torturando, desapareciendo personas, deteniendo a personas injustamente, violando mujeres y tantas atrocidades hechas contra la población civil. También creo que fue más cómodo y poco cristiano mirar a otro lado y dejar que el “trabajo sucio” lo hicieran las fuerzas del orden. Me parece que no se dejaban aconsejar de los laicos y religiosos que estábamos en la base viendo y padeciendo muy de cerca el dolor del pueblo. Pienso que tenemos que tener una Iglesia, si se quiere, más democrática y donde los jóvenes tengan más participación de la que tienen.
La teología de la liberación ciertamente cuestiona todo poder injusto, el mismo sistema económico y social donde la vida humana esta instrumentalizada sea este capitalista o comunista no importa. Por eso creo que si ayuda a despertar la necesidad de superar toda manera y forma de vivir en injusticia. Dios es sentido y entendido como el defensor del pobre y del despreciado y por lo tanto no es imparcial. Por eso la corriente teológica de la liberación, ahora aceptada y valorada por toda la iglesia católica, tiene y tendrá vigencia y pertinencia histórica y movilizadora.

¿Qué significa para ti el hecho de que Vargas Llosa haya puesto atención a tu documento?
Pienso que lo que más le ha llamado la atención es que mi libro trasmite lo vivido cada día en esos años de crueldad y que no tiene banderas ideológicas interesadas en defender posiciones políticas. Eso es lo que busco siempre, no me identifico con ningún partido político, me importa la vida y la dignidad humana y que la política esté al servicio de ella no al revés. Pienso también que le ha interesado el tema de las distintas posiciones teológicas frente a la violencia ya que esto hace ver que la teología más conservadora haya visto en la defensa de los derechos humanos una amenaza y que no quiera ver los cambios necesarios que requiere la sociedad peruana en el terreno social y de justicia. Detrás de estas posiciones están personas concretas y autoridades religiosas también muy concretas.

En todo caso tu documento que significa para las generaciones venideras…
Mi libro puede servir para el debate histórico de lo que pasó y sus consecuencias que siguen vivas y también para temas como la postulación a ser partido político de SL en la actualidad. Muchísimos jóvenes no saben lo que vivimos y quienes participaron y porque, algunos creemos que entre SL, el MRTA y el gobierno autoritario y corrupto del señor Fujimori destruyeron toda formación política sana de nuestra juventud, por eso el desconocimiento y apatía de muchos jóvenes en el terreno político. Hace falta atenderlos en estos terrenos de manera urgente si queremos que ellos sean ciudadanos mejor formados. Parece que ahora solo les interesa el dinero y el éxito.

Aparte de tu libro “Diario de vida y muerte: memorias para recuperar humanidad”, que es el que ha leído Vargas Llosa, tienes otro documento de 28 páginas titulado “El dolor de nuestros hermanos” ¿ambos documentos tienen alguna relación?
Si tienen relación en el sentido de que ambos documentos dejan pasar la voz y el drama que vivieron nuestros hermanos en Ayacucho como en Apurimac. Ambos documentos en sus originales fueron entregados a la Comisión de la Verdad y Reconciliación, pero me da la impresión que no fueron tomados mucho en cuenta porque había mucha información y cierta urgencia de terminar su trabajo.

Sabemos que eres cuzqueño de nacimiento, ¿podrías explicarnos los motivos de tu residencia en Sullana?
El motivo fundamental de mi estadía que ya alcanza a los siete años es familiar. Mi esposa es sullanera y decidimos venirnos a vivir a esta tierra tan diferente a la mía. Para mí ha significado volver a nacer ya que todo es distinto, el clima, las comidas, la historia, el modo de hablar, la música, etc., etc.  sin embargo gracias a personas amigas  he podido echar raíces y desde que llegue sigo con la buena costumbre de anotar las cosas importantes que van pasando. Me ha costado pero creo que ha valido la pena, porque ya me sale decir “nosotros los sullaneros” sin pensarlo pero si sentirlo de verdad.

Cuáles son los estudios realizados y obras publicadas
Mi vida académica ha sido larga, tengo estudios de filosofía, teología y antropología. Fui docente en varias universidades, empezando por la Antonio Ruiz de Montoya en sus inicios, también fui docente en la San Cristóbal de Huamanga, la San Antonio Abad del Cusco y ahora en la San Pedro. Fui integrante del Centro Amauta de Piura, experiencia buena pero frustrada, hablo y enseño quechua y creo que es importante decir que pude a lo largo de mi vida estar y conocer 16 países de América y Europa.
Los libros que pude publicar son: “El Taytacha Qoyllurriti” un estudio de antropología y teología andina, “Diario de Vida y Muerte: Memorias para recuperar humanidad”, “Educa, no pegues”, material para prevenir la violencia contra los niños, “El dolor de nuestros hermanos” y “Palabra y poesía para la vida: Construyendo nueva ciudadanía”. He publicado muchos artículos en revistas y libros especializados en Japón, Chile, y Bolivia.

Entrevista publicada en el quincenario EL TALLÁN INFORMA, Año VI - Edición Nº 61 - Sullana, primera quincena de abril del 2012

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