La pregunta formulada
en nuestro editorial es importante como
para no tomar posición frente a lo que esta pasando en nuestro país. Me refiero
al tema de las universidades en proceso
de acreditación. Hace apenas un par de meses en el país hermano del Ecuador
el presidente Correa intervino alrededor de 13 universidades por no presentar
las condiciones para seguir formando profesionales, es decir no estar
acreditadas por el órgano oficial. Este buen ejemplo nos ha puesto en el caso
del Perú estar atentos a lo que vemos
pasar en Universidades que tienen sede en nuestra Región, nacionales y en
especial las particulares.
Algunas carreras no están acreditadas es decir
que no han cumplido con las normas y estándares que requiere para funcionar y
titular a nombre de la nación, en sencillo que los títulos que dan no son totalmente
legales y posibles convalidaciones con otras universidades y por supuesto a
nivel internacional. Este dato ya es grave porque las garantías académicas no
están dadas y legalmente no están funcionando con pleno derecho. Para algunos
especialistas es una verdadera estafa a los estudiantes y los padres de
familia.
Un segundo conjunto
de datos que muestra otro aspecto del problema es que muchos de los docentes
que enseñan en estas universidades no son docentes a tiempo completo, son
profesionales egresado universidades
pero que tienen como segundo y hasta tercer empleo la universidad. No se
dedican a estudiar y preparar sus clases y por lo tanto los estudiantes sufren
las consecuencias de estos docentes “al paso”. Hay los que vienen de Piura y
salen corriendo para sus otros empleos, faltan constantemente y al final del
semestre “arreglan la cosa” con los estudiantes que muy fácilmente seden a las
condiciones y terminan con notas que no reflejan la realidad y avalados por autoridades sin mucha calidad
moral y académica. Al final se les dice
“paga no mas “… y se arregla todo.
Los alumnos que salen
así de estas universidades, que no están
en los mínimos lugares de los rankings nacionales y no aparecen
evidentemente en los internacionales, son y serán profesionales que al ponerse
a trabajar se constituirán en una
amenaza para las instituciones en las que se desempeñen y para la sociedad
que pondrá su confianza en falsas capacidades. Nos damos cuenta que el bajo
nivel académico viene de los mismos alumnos que han hecho una educación básica
mediocre o mala, de docentes que dan una
tercera o en el mejor de los casos medio tiempo, de la casi inexistencia de
laboratorios y biblioteca adecuadas, y de la falta de control y sanción de las
instancias competentes, etc.
Un tercer conjunto de
malas prácticas son las relacionadas
a fiestas que se organizan en los locales propios o alquilados pro fondos para
cubrir necesidades que debían ser atendidas con los ingresos que reciben de las
pensiones. Se hacen rifas, colectas
internas obligatorias hasta para comprar los adornos de navidad o pagar la
fiesta del cumpleaños de algún pariente del director local o central. Este tema
del mal uso de los beneficios para la actividad privada en la educación
universitaria, precisamente fue comentado y denunciado por uno de los Amautas
recientemente nombrados en una entrevista hecha pública, el sacerdote jesuita
Jesús Herrero, exdirector nacional de Fe y Alegría y miembro del Consejo
Nacional de educación.
Para terminar nuestra
preocupación es que esta clase de
universidades no las podemos seguir tolerando por el bien del país y la región.
Simplemente están mal académica y moralmente. La Asamblea Nacional de Rectores
tiene que conocer esta problemática, como padres de familia y autoridades tenemos que intervenir para que esta estafa no continúe. El buen ejemplo del país vecino
en este caso lo tenemos que imitar si no queremos ser cómplices de algo
inaceptable.
(Artículo publicado en el
quincenario EL TALLÁN INFORMA, Año VI - Edición Nº 67 - Sullana, segunda
quincena de julio del 2012)
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