Nuestra vida diaria suele ser muy monótona,
despertarnos y acudimos al trabajo, colegio, instituto o universidad que en su
mayoría quedan en el centro y alrededores de la ciudad. Termina nuestra labor y
regresamos a nuestras casas para descansar y posteriormente salimos a reuniones
o eventos, que se suscitan en lugares concurridos. En los fines de semana
solemos ir a las discotecas o centro de diversión de la ciudad para despejarnos
o sino acudimos a la ciudad de Piura y porque no? A veces a la playa, lugares
de la región, si el presupuesto y tiempo lo permite.
Sin embargo en nuestra querida provincia de Sullana, existen muchos lugares por ser explorados, lugares que poseen una belleza intrínseca, y que por no estar cercanos geográficamente de la ciudad de Sullana, no son muy visitados. ¿Cuánto espíritu de aventurero poseemos los sullaneros? ¿Conocemos nuestra verdadera provincia? ¿Te has atrevido alguna vez a ir a La Solana, donde se dice que nació el célebre poeta Carlos Augusto Salaverry? ¿Conoces el norte del distrito de Marcavelica? ¿Has ido alguna vez a San Jacinto, capital del distrito de Ignacio Escudero?
Sin embargo en nuestra querida provincia de Sullana, existen muchos lugares por ser explorados, lugares que poseen una belleza intrínseca, y que por no estar cercanos geográficamente de la ciudad de Sullana, no son muy visitados. ¿Cuánto espíritu de aventurero poseemos los sullaneros? ¿Conocemos nuestra verdadera provincia? ¿Te has atrevido alguna vez a ir a La Solana, donde se dice que nació el célebre poeta Carlos Augusto Salaverry? ¿Conoces el norte del distrito de Marcavelica? ¿Has ido alguna vez a San Jacinto, capital del distrito de Ignacio Escudero?
Estas y muchas preguntas con lugares puedo
seguir formulando, pero este escrito es para contarte a ti, querido paisano,
una aventura que realicé en una parte de Sullana que nosotros mismos no
conocemos, en primera instancia por su acceso. Esta excursión que realice fue a
la zona de Pilares en la zona noroeste de la provincia de Sullana,
perteneciente al distrito de Marcavelica y dentro del Área Natural Protegida
Coto de Caza El Angolo.
Yo era
aún un estudiante de administración en turismo y hotelería y me encontraba
cursando las primeras semanas de mi IX Ciclo, como mi universidad me exigía
llevar prácticas, y como siempre había pensado que en mi provincia había
potencial para la actividad turística, quería realizarlas en un lugar que esté
relacionado y donde pueda aprender, es así que me presente a la jefatura del
Área Natural protegida del Coto de Caza El Angolo.
El viernes 8 de abril, se estaba realizando
una actividad de capacitación en la zona conocida como Fernández, así que mi
jefe el Sr. Aldo Aguirre me sugirió que podría estar allá para ver cómo se
desarrollaba y pueda apoyar. Para llegar hasta esa zona tuve que viajar desde
la ciudad de Sullana hasta el balneario de Máncora, ni bien llegue me estaba
esperando en su moto lineal el señor Guerrero, un guarda parques del área. La
travesía comenzó aquí.
Para ir al área, primero tuvimos que
trasladarnos desde el paradero hasta la zona donde ya casi termina Máncora y
comienza el departamento de Tumbes, ahí hay un desvío, que pasando una
tranquera comienza una trocha carrozable donde comencé a observar cerros y
vegetación, siendo el paisaje muy distinto al que tenía una distancia atrás que
era la de playa. Pasamos quebradas, observamos ganado, aves, mucha plantas,
hasta que en una zona la travesía se quiso venir abajo, se pinchó la llanta
posterior de la moto, estuvimos unos 30 minutos esperando alguna ayuda, y
llegó. Un camión que trasladaba abarrotes para la venta de las mismas
justamente a las zonas alejadas. Subimos la moto con algún esfuerzo a la parte
posterior y el viaje continuó, esta vez desde un camión. Después de darnos un
“aventón”, el Sr. Guerrero consiguió otra moto para trasladarnos, llegamos al
centro poblado de Fernández aprox. en una hora y media cuando lo normal es casi
una hora desde Máncora. Aquí me estaba esperando Sandra, natural de Tumbes,
quien en ese entonces era bachiller de Administración de Turismo, ella me
explicó que lo que se estaba llevando a cabo era una capacitación dirigida a la
población del sector, quienes se habían agrupado algunos años antes para
promover el turismo y que recién en diciembre del 2010, gracias al Fondo para
Áreas Naturales Protegidas-PROFONANPE, se habían podido registrar como
Asociación Ecoturística de Fernández. Sandra me contó también que Fernández
geográficamente le pertenecía al distrito de Canoas de Punta Sal, departamento
de Tumbes, pues se encontraba justamente en la línea divisoria de Piura y
Tumbes, la cual lo determinaba la quebrada que se encontraba al borde del
centro poblado, es decir cruzando está quebrada uno ya estaba en el
departamento de Piura.
Continuando con la explicación Sandra me
comentó que Fernández a partir de la iniciativa de la gente por querer
desarrollar el turismo y ser una zona aledaña al Coto de Caza, había sido
escogido por el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas-SERNANP,
PROFONANPE y otras instituciones, para desarrollar el proyecto ecoturístico que
lo tenía a cargo ella. En esta capacitación por ejemplo se estaba desarrollando
el tema de turismo sostenible y la siguiente semana el tema era interpretación
ambiental.
Caída de agua "Los pilares" |
Después de conversar un buen tiempo y ser ya
un poco más de las 5 pm, Sandra me dijo que íbamos a entrar al área natural, la
cual ya se encuentra en la región Piura, ella me preguntó que si estaba
preparado para ir, recuerdo que lo primero que hice al escuchar esa pregunta
fue sonreírme, personalmente esa pregunta me había resultado muy graciosa. La
mire de frente y le dije: Por supuesto que estoy preparado, si estudio turismo,
tengo que estar listo para toda aventura.
A las 6:30 p.m. estábamos listos para adentrarnos
al área, los orientadores turísticos (pobladores que conocen la zona son capacitados
para hacer de guías), Sandra, la capacitadora y yo. Pocas veces monté un burro
y esta vez tenía que hacerlo porque había un recorrido de hora y media subiendo
y bajando lomas, además ya estaba casi oscureciendo, y me acompañaba el Sr.
Francisco más conocido como Pancho, me iba explicando muchas cosas del lugar
que lo conocía desde que era niño, que antes había cazado animales siempre por
necesidad no por afición, entre otras cosas.
Era increíble como de noche, en plena
oscuridad el burro que montaba y los otros, se podían ubicar, seguían el camino
correctamente, como si pudieran ver a la perfección. El Sr. Pancho me dijo que
estos animales eran increíbles. Una maravilla de animal sin duda, pensé.
Transcurrido ya un tiempo, decidí hacer una
pregunta que no pensé me traería tanta reflexión, le comenté al Sr. Pancho que
me gustaría saber dónde estábamos, que si bien nos encontrábamos en la región
Piura desde que comenzó el recorrido, en qué parte con exactitud de la región.
Él sin titubear y con firmeza me respondió: Esto es Marcavelica – Sullana.
Su respuesta me sorprendió pues sin querer
había regresado a mi provincia, pero a una parte que no muchos conocen, una
Sullana que los propios sullaneros, no conocíamos.
Pensaba sobre aquella respuesta, cuando de
repente nos indican que debíamos sostenernos fuerte de la acémila porque íbamos
a comenzar a descender y en la oscuridad podía ser muy peligroso sino ponías tu
cuerpo en ciertas posturas para ayudar al animal a bajar, en otras palabras, el
animal y yo teníamos que ayudarnos mutuamente, ser un equipo.
Llegamos a un lugar más o menos llano, y
después de acomodarnos, amarrar a los burros en árboles cercanos, armar las
carpas y preparar la cena, Estuvimos conversando un buen rato alrededor de una
fogata armada con madera seca que se encontraba a los pies de los árboles.
Al día siguiente, sábado, nos despertamos
temprano, después de desayunar, nos alistamos para comenzar a subir, esta vez
ya por nosotros mismos, sin la ayuda de las acémilas, a la caída de agua los
Pilares. Subimos y bajamos rocas, saltamos en las partes que no había
continuidad de piso y esquivamos ramas, para que aproximadamente unos 25
minutos de haber empezado el pequeño recorrido llegamos a la caída de agua.
Pude observar que en medio de las rocas se
había formado una piscina natural, alimentada por una caída agua que venía de
una corriente de las alturas de la cordillera de Amotape. El Sr. Pancho me
comunicó que no había llovido mucho este verano, esta pequeña “piscina” tenía
una profundidad de unos 9 metros y en épocas de lluvias podía llegar hasta 17
metros. A continuación nos quitarnos
zapatillas, medias y polos, y nos lanzarnos al agua, lo que no pensé es
que iba a estar muy fría, pero poco a poco me fui acostumbrando a la
temperatura. Después escalamos unas rocas para lanzarnos desde unos 2 y 3
metros de altura, mientras el resto nos veía y se divertía, escuchando el canto
de las diferentes aves que existen en el lugar. Sin duda pensé, al regresar,
comentar sobre este pequeño paraíso natural a mis paisanos como lo estoy
haciendo en estos momentos.
¡¡¡A conocer las diferentes Sullanas que
existen, para poder consolidar una provincia fuerte!!!
(Artículo
publicado en el quincenario EL TALLÁN INFORMA, Año VI - Edición Nº 68 -
Sullana, primera quincena de agosto del 2012)
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