martes, 23 de abril de 2013

¿CUÁNDO TOMAREMOS EN SERIO NUESTRA VIDA FAMILIAR?

Algunos caminos de prevención del suicidio de nuestros adolescentes.
Por: Carlos Flores Lizana.

El tema del que deseo reflexionar es realmente importante ya que afecta a la vida de nuestros adolescente como a nuestra condición de padres que los queremos y que soñamos un día verlos realizados como personas y como miembros de un Perú que queremos.
Se trata del alarmante crecimiento de la violencia en nuestros hogares y sobre todo en los que participan o padecen nuestros hijos e hijas adolescentes. El  número de suicidios de adolescentes por desgracia va en aumento y estos causados por dos fenómenos  muy comunes  en nuestra sociedad moderna, esto es la depresión originada comúnmente por varios tipos y grados de violencia y al acoso escolar o llamado buling.
Lo peor es quizás y lo desarrollaré mas abajo es que nos vamos acostumbrando a la noticia y las instituciones tutelares que debían reaccionar con más rapidez y eficiencia no lo están haciendo como son: la familia, la escuela y las iglesias. Creo que debemos pasar de la reacción ante la noticia a decir realmente qué podemos hacer mas seriamente al respecto desde precisamente estas tres instituciones que se supone deben cuidar la vida de sus miembros. No se trata tampoco de solo buscar culpables de este desarrollo de la violencia intra familiar o escolar sino de entender qué esta pasando, cuales son los síntomas con los que comienzan estos dramas y mas todavía que propuestas de solución podemos tener para curar a tiempo este camino que tenemos  tan inclinado hacia la muerte.
Muchos especialistas dicen que las cuatro cosas fundamentales que debemos recibir y experimentar en nuestros cinco primeros años de vida no están siendo reales, por el contrario los divorcios, las separaciones, la inmadurez, las enfermedades mentales y otras causas mas, hacen imposible casi que se den de manera fluida y sostenida. Esas cuatro cosas mas allá de la literatura y las maneras de entender que tengamos se llaman: AMOR,  SEGURIDAD, COMUNICACIÓN Y RESPETO.
No podemos engañarnos y decir que si lo hay cuando no existen, tampoco que cada uno tiene maneras o definiciones distintas de estas maneras de relacionarnos y convivir.
La falta de una de estas dimensiones de la vida humana ponen en crisis la identidad y la sanidad de la vida plena, es decir: la vida orgánica o física de cada uno de nosotros, nuestra salud psíquica y finalmente nuestra salud espiritual o teológica. Mientras en nuestros hogares no haya estas cuatro “cosas” no habrá salud y por el contrario estamos sembrando bombas de tiempo que cualquier momento nos estallaran en la cara.
Me pregunto, cómo no se van a deprimir nuestros hijos ni nosotros los padres lo que mas nos preocupa es tener dinero?. Si no somos capaces de manifestarles nuestro afecto de manera sencilla pero verdadera a los miembros de nuestras familias? Si tenemos mas tiempo para nuestros amigos o amigas que para ellos?. Las preguntas pueden continuar pero lo que mas debemos preguntarnos cada día es si estamos dando o practicando esos cuatro valores que señalamos arriba.
En los casos de muerte de adolescentes generados dentro de las instituciones educativas lo que aparece grave es que los docentes tanto mujeres como varones, no tengan la capacidad de darse cuenta a tiempo de ello, tampoco los padres y otras personas cercanas a los estudiantes.  Esta incapacidad muestra el creciente desinterés por las personas y la masificación  de la educación, la falta de preparación y sensibilidad de  algunos docentes, entre otras cosas.
Finalmente quiero llamar la atención sobre la manera de informar de algunos medios sobre estas verdaderas desgracias. Lo primero que hacen es mostrar la noticia crudamente y en algunos casos con sadismo ya que ponen fotos y titulares que “hagan vender el periódico” o la noticia si es en un canal de televisión. En los textos escritos se quedan en describir con lujo de detalles el hecho y con muy poco análisis y menos aun toma de posición. En otros casos peores hay un tratamiento realmente banal, sarcástico o de humor negro que linda con apreciaciones enfermizas de los hechos.  Si el autor de la violencia es una autoridad o un personaje de la política muchos medios disimulan o modulan la noticia, mas si están comprometidos con esos partidos. Es tan cobarde la posición que termina en complicidad y colaborando con la impunidad de estos crímenes que se merecen todo el castigo de la ley y la sanación social.
Nuestra responsabilidad no es pues solo personal para que esta ola salvaje de muertes se detenga, es  de nuestras familias, las instituciones educativas y de nuestras  iglesias. Es curioso por decir algo, cómo las iglesias no hablan mucho de esto, mostrando así que muchos de los pastores y los teólogos en general su celibato no les sirve de mucho y que la teología es una tarea poco realizada por padres de familia (mamás y papás), docentes y gente ordinaria.
Carlos Flores Lizana.
cflizana@gmail.com
 
(Artículo publicado en el quincenario EL TALLÁN INFORMA, Año VII - Edición Nº 75 - Sullana, enero del 2013)
 

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