domingo, 28 de julio de 2013

CONSEJOS PARA EL TRATAMIENTO DEL HÍGADO GRASO

El hígado graso es una patología generalmente benigna que posee unos síntomas -a veces- claros y un tratamiento a seguir para reducir la grasa en el hígado.
El hígado graso, comúnmente conocido en el ámbito sanitario como esteatosis hepática, es una enfermedad generalmente benigna del hígado que se caracteriza por la acumulación de ácidos grasos y de triglicéridos en las células hepáticas.
Los síntomas del hígado graso por regla general suelen ser dolor en la parte superior derecha del abdomen, malestar general, cansancio, fatiga crónica, pérdida de peso y sensación de pesadez, en especial después de las comidas.
Aunque también es cierto que existen pacientes que no tienen síntomas, cuestión peligrosa hasta cierto punto dado que la enfermedad puede evolucionar de manera silenciosa a estadios más graves.
Hace algunos años el hígado graso se relacionada con el consumo de alcohol en grandes cantidades, aunque en la actualidad cada vez son más los especialistas que relacionan el aumento de personas con esta patología con los altos niveles de obesidad, de colesterol y triglicéridos 

Evolución del hígado graso
Generalmente el hígado graso es una patología benigna que tiende a no evolucionar a estadios más graves de la enfermedad.
Una vez se detecta la aparición de hígado graso (a través de ecografía abdominal), se deben tomar las medidas necesarias para eliminar esa grasa en el hígado, y evitar con ello que el hígado graso evolucione a esteatohepatitis (hígado graso inflamado, aumentado de tamaño), y de ahí a una posible cirrosis y/o cáncer. 

Tratamiento del hígado graso
Si bien no existe un tratamiento definitivo para el hígado graso, las recomendaciones básicas que se dan al respecto pasan por una reducción de peso corporal y seguir una alimentación sana y saludable, rica en frutas y verduras.
La práctica de ejercicio es adecuada en todos los casos, dado que ayudamos a nuestro organismo a que elimine la grasa sobrante del cuerpo.
Una buena opción es acudir a un nutricionista que nos aporte una dieta adecuada para el hígado graso, y que controle el peso que vayamos perdiendo, puesto que una pérdida rápida de peso está asociada a un mayor daño al hígado. 

Lo que SI debemos comer:
- Frutas y verduras crudas (o en jugos) ricos en vitaminas C (cítricos, fresas, piña, kiwi, col, perejil…) y A (zanahorias, pimientos…)
- Hidratos de carbono compuestos como los procedentes en cereales integrales (trigo, avena, pan integral), patatas, frutas (especialmente las uvas), y verduras) para que el hígado pueda aumentar su reserva de azúcares
- Pescados blancos a la plancha o al vapor y algas wakame y espirulina por su riqueza en vitamina B12
- Carnes magras a la plancha, asadas sin grasa o al vapor.
- Alimentos ricos en folatos como las verduras de color naranja y verde oscuro (zanahorias, tomates, acelgas), el aguacate, el pan de centeno y la levadura de cerveza
- Aceite de pescado porque es rico en vitamina K
- Aceite de oliva virgen, siempre crudo, aliñando ensaladas y verduras, ya que es un verdadero remedio terapéutico para el hígado.
- Ensaladas de, rábanos, diente de león, apio, perejil, tomate, cebolla cruda, pimiento rojo, escarola, lechuga 

Con moderación:
-Grasa saturada de origen animal o vegetal.
- Huevos (nunca fritos) y salsas o postres que los contengan (mahonesas, natillas, flan…)
- Lácteos enteros (es mejor tomarlos desnatados).
- Café, cacao y otras bebidas excitantes
- Dulces, pastelería y alimentos azucarados
- Nueces, almendras, avellanas, aceitunas, mantequilla, manteca, aceite y quesos muy grasos
- Pescados grasos
- Fruta poco madura o verde
- Col, coliflor, guisantes, espinacas, acedera y tomates.  

Lo que NO debemos comer:
- Bebidas alcohólicas y gaseosas
- Especias fuertes, especialmente pimienta, clavo, mostaza y vinagre
- Cocidos grasos y muy condimentados
- Carne de caza
- Charcutería y embutidos en general
- Fritos y salsas grasas
- Churros, buñuelos, croisants 

Incluye en tus ensaladas:
Rábanos. Descongestionan y desintoxican el hígado al favorecer el vaciado de la bilis. Se pueden añadir crudos a la ensaladas o tomar cada día un vaso de jugo fresco de rábano, endulzado con miel, antes de las comidas.
Alcachofas. Tienen un efecto regenerador del hígado gracias a su contenido en cinarina, un bioflavonoide. Además de tomar alcachofas como verdura, para gozar de sus ventajas terapéuticas hay que tomar infusiones de sus hojas y tallos. El jugo fresco de la alcachofa resulta también muy terapéutico y se puede preparar licuando las hojas y tomando un vaso en cada comida. En vez de tirar las hojas más duras y los tallos, se puede preparar una infusión con 100 g de hojas y tallos de alcachofas por litro de agua. Hay que tomar 3 tazas al día.
Cardo mariano. Contiene una sustancia llamada silimarina que tiene el poder de regenerar las células hepáticas. Aunque lo habitual es tomarlo en infusión, o en comprimidos de extracto seco, las hojas tiernas y sin espinas del cardo mariano se pueden añadir a las ensaladas.
Diente de león. Diurético y depurativo por excelencia, el diente de león está muy indicado en las insuficiencias hepáticas ya que es colerético y colagogo a la vez. Sus hojas tiernas se pueden tomar en ensaladas aliñado con aceite y limón. También se pueden licuar sus hojas y raíces y tomar 3 cucharadas de este jugo antes de cada comida.
Remolacha roja. Ya que aumenta el flujo de bilis y favorece la eliminación de los productos tóxicos del hígado. 

Plan depurativo de 7 días
Ideal para poner en práctica después de la Fiestas o de una época de muchos excesos en la mesa.
Comer cada día una ensalada de zanahorias.
Ralla con la parte más fina del ralladaor una taza de zanahorias bien lavadas y rascadas. Alíñala con una cucharada de aceite de oliva virgen y una cucharada de zumo de limón recién exprimido. Hay que comer esta ensalada cada día durante 7 días.
Toma dos tazas de caldo vegetal.
Ingredientes: 2 tazas de judías verdes cortadas, 2 tazas de calabacín, 3 hojas de apio, 1 cucharada de mantequilla sin sal, 3 cucharadas de perejil triturado.
Preparación: cortar las verduras a trozos y poner a hervir hasta que las verduras estén tiernas y luego pasar la batidora. El caldo debe quedar espeso. Añadir la mantequilla y el perejil triturado. Condimentar con jengibre, pimienta de cayena, hierbas aromáticas y ajo.
Bebe dos vasos de zumo verde cada día
Hacer una taza de zumo de verduras licuando una verdura cualquiera (espinacas, perejil, hojas verdes de col o de lechuga, calabacín…). Mezclar a partes iguales este zumo verde con otro de sabor más suave como zumo de zanahorias, manzana, tomate o piña. Este zumo como contiene mucha clorofila tiene propiedades depurativas para la sangre y el cuerpo en general. Pero los zumos verdes no deben tomarse nunca solos y concentrados porque resultan demasiado fuertes y pueden irritar la garganta.
. Bebe 1 vaso de zumo de remolacha
Los dos primeros días se toma un vaso pequeño y luego se va aumentando gradualmente la dosis hasta llegar a tomar un vaso de unos 100 ml. Si se empieza desde el primer día tomando una cantidad grande el organismo se desintoxica demasiado rápidamente y no es bueno.
. Tomar cardo cada día
El cardo contiene una de las más potentes sustancias depurativas y protectoras del hígado. Se trata de la similarina, una sustancia que estimula la función hepática e inhibe los factores nocivos del hígado. Esta sustancia previene los daños provocados por los radicales libres gracias a sus propiedades antioxidantes.
. Evita todo tipo de bebida alcohólica
. Evita los alimentos dulces y especiados. 

(Artículo publicado en el quincenario EL TALLÁN INFORMA, Año VII - Edición Nº 82 - Sullana, julio del 2013)

 

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