Aguas servidas que discurren por el canal vía rumbo al río Chira. Por si fuera poco, esta cisterna también transporta residuos sólidos para verterlos en el río |
El tema de la
contaminación de nuestro rio Chira no es un problema solo de malas autoridades
es decir de incapacidad o corrupción sino también de dignidad ya que una
persona puede ser medida por su capacidad de defender su valor y sobre todo la
vida ajena ante quien sea o cualquier
circunstancia. Por eso digo que no es solo problema político o de conocimiento
sino de dignidad. Pero en nuestro caso no sólo
alcanza a las autoridades de todo tipo y nivel sino a las personas
comunes y corrientes como nosotros, ya que por lo que vamos conociendo de lo
que pasa en el caso de los deshechos de pota hay mujeres y dirigentes de las
familias que viven cerca de los lugares donde se vacía el agua pestilente y
contaminada reciben dinero de las empresas que la producen a cambio de callarse
y hasta de proteger las cisternas cuando hacen esta actividad que tiene
evidentes características de delito contra la vida, la salud y el medio
ambiente.
Durante
bastante tiempo, para mi gusto, varios medios de comunicación han denunciado
esta serie de hechos pero como en buen peruano decimos “no pasa nada” o
parafraseando un poema de Vallejo “el rio siguió muriendo”. Una prueba más de
la pérdida de dignidad de una ciudad que deja de hacer en contra de ella
infinidad de injusticias. También se dice con sabiduría popular “tan culpable
es el que la hace como el que la deja hacer”. Sullana en este sentido parece
haber perdido la dignidad ya que en ella se hacen infinidad de atropellos,
abusos, robos, estafas, asaltos, etc, etc y nadie hace nada, o quizás mejor hacemos
sólo lo que podemos y cuando nos tocan directamente nuestros intereses. Pero lo
terrible es que tiene que ser tan grave la cosa para que reaccionemos, hay una
incapacidad de indignarnos de manera real y seria. A veces nos quedamos en el escándalo,
el comentario, el chisme y nada más. Para actuar cristianamente se dice que
para ser bueno hay que ser valiente. Los cobardes no tienen lugar en el Reino
de Dios.
Para terminar
es bueno recordar que se hicieron marchas, hasta memoriales y otras acciones
pero todas ellas parece que no son suficientes, terminaron en buenas
intenciones y basta. Tendremos que esperar que la sangre llegue al rio como se
dice para que tomemos el toro por las astas y digamos ¡basta! ¿Esperamos que haya una pandemia de cólera u otras
cosas peores para que nuestras autoridades de todo tipo recuperen su valor y actúen
como corresponde? Para terminar es bueno recordar que la omisión también, es un delito
ya que en este caso no hacer nada o hacer muy poco pone en riesgo la vida de
cientos de nuestras familias, nuestros hijos y el futuro medioambiental de
nuestra ciudad. Felizmente hay instancias nacionales e internacionales para
poner en conocimiento esta problemática sino no tenemos eco de parte de
nuestras autoridades locales y regionales.
Por: Antropólogo José Carlos Flores
Lizana
(Artículo publicado en el quincenario
EL TALLÁN INFORMA, Año VI - Edición Nº 74 - Sullana, primera quincena de diciembre
del 2012)
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